Obediencia y desobediencia

Babel
Obediencia y desobediencia
Javier Hernández Alpízar
La palabra «desobediencia» está satanizada, demonizada. Desde el mito: El ángel favorito de Dios fue expulsado al infierno (sin Arieles ni nada) por rebelarse, por negarse a obedecer, por desacato: fue un hijo… desobediente.
Luego se ha dicho que el pecado original es también la desobediencia, estaba prohibido, vedado el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, y la transgresión fue desobedecer y probar el fruto.
Así que desde el principio de los tiempos, desobedecer tiene mala prensa. Todas las autoridades, al principio fundidas en una sola la religiosa y la política, piden obediencia y condenan, anatemizan, mandan al averno, la desobediencia.
Las autoridades religiosas prometían un castigo eterno, como las llamas de infierno de todos tan temido, con las que amenazaban los pecadores, y pecado es sinónimo de desobediencia.
Las autoridades más o menos secularizadas han sustituido el infierno por penas severas en este mundo, hay incluso expertos en derecho penal, en la moral, la superstición del castigo.
Si alguien no obedece, palo. Y si muchos desobedecen, represión, la fuerza pública. Y si desobedecieran todos o la mayoría, ¡ay, Señor!, habría anarquía. Cosa que para el poderoso es peor que el infierno: es un mundo sin él como rey y señor. Inconcebible.
Incluso, toda esta imaginería cristiana, en su versión punitiva, como los sermones que recuerda el joven protagonista del Retrato del artista adolescente en la Irlanda católica de James Joyce, sigue presente (en México, en España, en otros países) detrás de un poder político no secularizado y represivo.
Sigue presente incluso en quienes se oponen a esas tiranías, desde los luchadores sociales en serio, como los Flores Magón («Es preferible ser un ángel rebelde en el infierno que un esbirro de Dios en el cielo») hasta los rebeldes de aparador tipo Madonna y Lady Gaga («asústame, panteón»).
Pero en la ética (Cf. Etica y psicoanálisis de Erich Fromm, nada esotérico) la obediencia es igual de importante a incluso menos que la desobediencia. Se es libre porque se pude desobedecer, y solamente se obedece cuando obedecer es racional, y cuando no le hace daño al que obedece, ni a nadie.
Toda orden inhumana (la orden de matar, de torturar, de ocultar crímenes, etc.) desde el punto de vista ético debe ser desobedecida, y desde el punto de vista político, también: debe ser desobedecida.
Esta tradición, que viene de muy lejos, y que en el siglo XX ha tenido representantes de la talla de Gandhi y de Monseñor Arnulfo Romero, es vigente. Como es vigente el orden criminal, autoritario, sea el imperialismo británico, la dictadura salvadoreña (que acabaron asesinando a las dos almas grandes mencionadas) o en el régimen mexicano actual que emprende una guerra completamente sucia, entre dos bandos indefinidos, con mutuas intersecciones, cooperaciones y complicidades, en donde las víctimas de las balas «perdidas», el fuego «cruzado» y los daños «colaterales» son miles, «bajas» de población civil, más que en las sucias guerras de los Estados Unidos bombardeando y ocupando poblaciones en Afganistán, Irak y Libia, pero cuando le dicen: «No más sangre», acusa al otro de deslealtad, casi de traición a la patria (como si ellos y no el pueblo, fueran la patria).
Los regímenes políticos autoritarios siguen un camino natural, desde la época del imperio egipcio de la Biblia hasta hoy: son una incitación a la desobediencia, tarde o temprano los pueblos dicen: Ya Basta.
Y es que la obediencia, la racional, la sana, es el cemento con el que se construye el orden social: toda sociedad, nación y reino se levanta sobre la fuerza de la promesa (cumplida) de obedecer y respetar reglas. Pero los poderes, de todo tipo de regímenes, tienden a descomponerse, corromperse, y cuando violan demasiado las reglas, se arma un caos como el que ahora vive México: la gente teme a todos, y termina por convertir su miedo en otro movimiento del alma, del cuerpo y del cuerpo social: La desobediencia, el desacato y la autodefensa.
Como dice Freud, normalmente las reglas prohiben a los de abajo placeres que quienes tienen el poder sí se permiten a sí mismos, pero el degenerar de esto funciona casi como un principio termodinámico, cuando quieres contener y explotar y sobreexplotar la energía social en un espacio demasiado estrecho, termina por desbordarse.
Por ejemplo: los gobiernos estadunidense y mexicano cínicamente regulan el flujo de emigrantes de Centroamérica y de México hacia el norte, como la represa que contiene al agua: dejan pasar la que necesitan y la usan y la agotan y contaminan, pero a la que no necesitan la contienen, y si se excede, la desechan. Hacer eso con el agua es un crimen ambiental, como puede explicar cualquier experto en represas: destruyen una región del planeta. Pero hacerlo con humanos es prácticamente fascista: y eso hacen Washington y México con los migrantes. Dejan pasar la mano de obra que necesitan, contienen y desechan los «excedentes».
Obviamente, cuando un movimiento como el que comienza a nacer alrededor de Javier Sicilia, Pietro Ameglio, Raúl Vera, Miguel Concha, y las víctimas de la violencia criminal y la criminal violencia gubernamental en México, plantea la sola posibilidad de la desobediencia, entonces sale el «no, cómo puede ser, Dios mío».
Curiosamente, en ambos extremos de lo que puede ser un diálogo o un choque hay un factor común, y no es raro, el cristianismo: Son los herederos de los conquistadores, criollos, encomenderos, hacendados que pensaban: «Cristo me bendice, estos indios son mis esclavos, lo dice la bula del Papa», por el lado de Calderón, el panismo más reaccionario y sus semejantes en otros partidos («el pueblo soy yo, y sólo yo puedo salvar al pueblo»); frente a otra tradición cristiana, que viene desde Fray Bartolomé de las Casas, Fray Francisco de Vitoria (sus oenegés retoman esos nombres) y hasta los más cercanos: Iván Illich, Gandhi, en el lado de quienes han convocado a la marcha nacional por la paz, y a la firma de un acuerdo para refundar la nación con dignidad.
Es un visiotipo (como el que comentábamos ayer) identificar religión y especialmente cristianismo con «reaccionario». Hay sectores del catolicismo y de las iglesias evangélicas que se han coludido con el poder, desde el Yunque hasta los paramilitares evangélicos de Chiapas, pero también hay sectores cristianos que reconocen que la vida es sagrada, especialmente cada ser humano, sin importar su condición, y que retoman principios «radicales» como «No matarás», «No robarás», «No mentirás», ¿le suenan conocidos?
De ahí que puedan ser entendidos por muchos, porque no es difícil, no es nada del otro mundo: Si las órdenes, de cualquier autoridad, respetan ese tipo de principios, si son acordes a la dignidad humana, no es nada deshonroso obedecer. Pero el capitalismo realmente existente (el crimen es el capitalismo realmente existente, como la piratería en la época de la Nueva España) se basa en órdenes inhumanas como «Mata», «Roba» (despoja) y «Miente» (la propaganda).
Y así como hay malos cristianos que sin cuestionarse toman su arma y van a seguir el camino de Caín, asimismo hay cristianos que no, que dicen como las Abejas a Javier Sicilia: «Javier, tú eres pacifista como nosotros».
Obviamente esta enseñanza espiritual, religiosa, ética y política no es exclusiva del cristianismo. Ahí está Gandhi, pues no, no es una empresa capitalista de lucrar con la venta de libros: Es un hombre tan íntegro que hasta sus enemigos lo respetaron.
Y en esas reflexiones (Cf: http://www.sipaz.org/documentos/ghandi/ameglio_esp.htm ), desde la no violencia gandhiana, y en esa práctica de la no violencia, gente como Sicilia, Ameglio y compañía ya tienen camino andado.

Movimientos cívicos mexicanos llaman a la paz. Pietro Ameglio entrevistado por TeleSur

Gandhi y la construcción de la desobediencia civil

Pietro Ameglio

http://www.sipaz.org/documentos/ghandi/ameglio_esp.htm

(4 de febrero 1998; se publicó en la revista «Ixtus» en otoño del 98)

1- ¿POR QUÉ HABLAR ESPECÍFICAMENTE DE DESOBEDIENCIA CIVIL?

Sería interesante comenzar preguntándonos acerca de ¿por qué, dentro de este ciclo de conferencias de Gandhi, pusimos una mesa separada para el tema de la desobediencia civil, cuando mañana vamos a tener algo específico sobre la acción no-violenta?

Sabemos que la desobediencia civil entra como una de las formas con más alto grado de confrontación dentro de lo que es la acción no-violenta (1). Sin embargo, nosotros tuvimos la inquietud de darle un realce a algo que es clave dentro de la lógica de la espiritualidad y de la acción no-violenta: la desobediencia a toda orden inhumana. Del mismo modo que Gandhi al tocar el tema de la autonomía pone el dedo en la llaga de la economía en cuanto a la expansión del capitalismo occidental, ya que su propuesta revierte una lógica y una estructura de relaciones económicas; el tema de la desobediencia civil es la otra gran llaga que coloca él, esta vez respecto al campo de lo político y del orden social.

De ahí que nos pareciera importante resaltar la parte fundamental de la acción no-violenta, que es la desobediencia a todo lo que es injusto, inhumano e ilegítimo. A primera vista parecería que hacemos referencia a un término que estamos acostumbrados a usar con frecuencia, pero la complejidad que tiene el desobedecer en estas condiciones es grande.

Todo el orden social en que somos construidos desde la familia, la escuela, la política, etc. está articulado alrededor de un valor primordial, como afirma Juan Carlos Marín: «la obediencia anticipada a ejercer un castigo cuando una autoridad nos lo demanda» , donde «el castigo en realidad encubre a un enfrentamiento y aparece como un acto de justicia» (2). O sea, estamos entrenados desde que nacemos a ver la obediencia -en su calidad de principio abstracto y absoluto- como un importante valor social, y a castigar ciegamente según nos lo pida quien sea para nosotros una autoridad ‘legal’ en ese momento, a la que asumimos como si fuera también legítima. Entonces, implícitamente, se normaliza, se legaliza, la relación entre el obedecer, el castigar y la autoridad. De ahí que sea más fácil siempre asumir la actitud pasiva de obedecer: porque es premiada como ‘virtud’, porque es normalizada socialmente («todos lo hacen»), porque aleja cualquier castigo, porque finalmente reproduce un ordenamiento social al cual se está adscripto y en el que se cree ciegamente que es el mejor y, desde el ‘fin de la historia’, el único realmente viable.

Intentemos ir desgranando un poco esta complejidad del desobedecer, para así penetrar la lógica y la acción de Gandhi. Señala Stanley Milgram, investigador preocupado por desentrañar las condiciones de obediencia social en que se construyó el genocidio nazi de la segunda guerra mundial, que «la desobediencia es el último medio por el que se pone fin a una tensión…reformula la relación entre sujeto y autoridad…(se crea un) carácter totalmente desconocido de la relación que (se) espera tras la ruptura…(es) un camino difícil que sólo una minoría entre los sujetos es capaz de seguir hasta su conclusión» (3). Por tanto, la desobediencia civil no es entonces un acto destructivo sino que, por el contrario, se trata de un acto profundamente creativo, innovador y activo; original en un grado máximo pues plantea una nueva relación social impugnadora del orden preexistente. Se rompe una relación de colaboración implícita, basada en una legalidad, en un acuerdo tácito, que en esas condiciones reproduce la injusticia social; tampoco hay que olvidar que el ‘otro’ vive este acto como un ataque a su identidad y reaccionará en consecuencia.

2- ¿CÓMO HACER QUE LAS MASAS DESOBEDEZCAN LO INHUMANO?

Un primer aspecto muy interesante de Gandhi, aunque de inicio él plantea que en una primera etapa estas acciones sólo serían realizadas por «elementos seleccionados», es desentrañar cómo logró que grandes masas, en estado muy pauperizado en todo sentido, o rompiendo ancestrales barreras de clase, se adhirieran a formas nacionales muy amplias de desobediencia civil, logrando generalmente, dentro de lo posible, evitar desórdenes mayores y mantener una disciplina de confrontación y sacrificio notable. Hay que puntualizar que las acciones eran desencadenadas desde una reflexión compleja, traducida en forma sencilla para las grandes mayorías, lo que hacía que quienes participaran allí lo hicieran dentro de un largo proceso de toma de conciencia acerca de su propia dignidad y poder ; no se trataba de formas ciegas de acciones de masas. Entender esto último fue de las cosas más difíciles para los ingleses, y en general lo es siempre por parte de quienes detentan el poder de la fuerza material, los cuales no están entrenados para distinguir la originalidad en cierto tipo de movimientos sociales justicieros de desobediencia civil, y caen por tanto en la aplicación mecánica de la represión, creyendo que se trata de la manipulación de unos pocos ‘iluminados’ -aunque ‘huelan’ a santidad como el Mahatma- y no distinguiendo entonces la fuerza de la toma de conciencia de un pueblo que se levanta claro en su autoestima y dignidad (4).

De ahí que tenemos aquí una primera observación fundamental de inicio: hablar de Gandhi y no del movimiento masivo de liberación de la India es un obstáculo para entender realmente los hechos; hablar de Gandhi y no de una cultura de la no-violencia activa -él mismo la llamaba «más antigua que las montañas»- representa el mismo problema, pues reduciríamos un fenómeno cultural de larga duración a algo coyuntural político de corta duración, sin por ello negar este aspecto, sino que desde él realizar un análisis más profundo. Todo esto no quita nada al gran valor humano, espiritual e intelectual del pequeño hombre gujaratí del que, según un senador norteamericano, «costará mucho a las generaciones futuras creer que alguien así vivió en la humanidad».

Gandhi siempre sostuvo que el verdadero problema a resolver era el cambio dentro de los hindúes y no la expulsión de los ingleses, por tanto una vez asumida esta nueva conciencia como pueblo, los ingleses se tendrían que ir en forma natural. Su axioma era: «nosotros somos 200 millones, ellos son 200 mil, no tienen ninguna posibilidad de quedarse si no se lo permitimos; cuando entiendan esta sencilla razón seguirán el camino indicado». El problema entonces se desplazaba de la expulsión física de los ejércitos imperialistas, a la ruptura de la ignorancia popular hindú y la consecuente construcción de conocimiento, imprescindible para una toma de conciencia liberadora. Lo que se debía promover en la cultura hindú era la recuperación de la dignidad, de la autoestima, de la historia respecto al resto del mundo, de las tradiciones que permitieran el pleno empleo y la autosuficiencia.

Al respecto no resulta nimio el hecho que el primer instrumento de la resistencia civil parte de la adopción de las lenguas locales, factor indispensable para inculturizar el movimiento.

Pero ¿desde dónde imprime el movimiento gandhiano los ejes, inteligibles para el pueblo y para el adversario, para esa toma de conciencia masiva, las consecuentes acciones de desobediencia civil y su triunfo final en la lucha?

Aquí las sugerencias pueden ser amplias, pero me parece que dos elementos desencadenantes para la impugnación son: la expansión capitalista y la legalidad inglesas; los dos pilares del dominio.

Si profundizamos un poco la acción hindú y el pensamiento gandhiano, veremos que no se trata de acciones de desobediencia civil aisladas, coyunturales, sólo con fines inmediatistas, sino que están articuladas en un «Programa Constructivo de la India» que plantea un modelo de desarrollo (o anti-desarrollista) diferente para la nueva nación. La propuesta alternativa al modelo capitalista occidental se denominaba «Swaraj» (autogobierno), y se basaba en la construcción de formas de autonomía política, cultural y productiva desde los poblados campesinos, en su autosuficiencia y descentralización a todo nivel.

Sostenía Gandhi que «el tema de la desobediencia civil va inserto dentro de un programa constructivo…sino es sólo una bravuconada o es inútil». O sea la desobediencia civil es uno de los caminos para construir esta nueva cultura y realidad, habla no de una acción en sí misma sino del deseo de un nuevo orden social; se trata en el fondo de la impugnación del capitalismo occidental. Me parece relevante este primer aspecto para no perder la perspectiva de las luchas, para explicar también la determinación del pueblo, aunque claro que llegar a comprender realmente toda esta magnitud es un largo proceso.

Por otro lado, también es cierto que si bien en el plano estratégico de la desobediencia civil resulta determinante insertar los hechos dentro de una alternativa de orden social más amplia, en el plano de la táctica no hay que olvidar que es importante plantear a las masas objetivos claros, concretos, fáciles de entender por todos, que muchos puedan participar en sus diferentes etapas y que sean racionalmente alcanzables (5).

Entra asimismo entonces una ulterior consideración: la desobediencia civil -al igual que cualquier acción de lucha social- se construye dentro de una sucesión de hechos que van desencadenando diferentes acciones, cada una de las cuales es ya un objetivo en sí mismo; nosotros a veces podemos perder de vista esta dimensión del proceso por la envergadura del resultado final de la sucesión de acciones (6). Pero sin aferrar esto sería imposible desentrañar la construcción y reproducción de esa toma de conciencia y activismo.

No es tampoco casual que las mayores acciones nacionales de desobediencia civil en la India -no así en Sudáfrica- fueran dirigidas a partir de la confrontación de ejes económicos: la principal industria británica -los textiles- y su monopolio productivo -la sal. Hay aquí un segundo elemento que nos puede ayudar a entender esa toma de conciencia masiva: el manejo del universo de lo simbólico. Se convoca a partir de objetos materiales muy concretos, que son parte y afectan la cotidianidad directa del pueblo, que éste comprende inmediatamente las consecuencias prácticas de su liberación, y además que el adversario siente un efecto directo sobre el poder y la estructura de su dominio. El símbolo de la autonomía es la rueca -antiguo telar manual- y el de la desobediencia civil es la sal -elemento clave en la explotación económica y política inglesa.

Así, el movimiento gandhiano tiene la característica central de estar perfectamente inmerso dentro de la cultura del pueblo (7), atraviesa las clases sociales horizontal y verticalmente, habla desde una propia simbología común, y se mueve constantemente hacia adentro de esta identidad y hacia afuera sobre la identidad del opresor. El mismo Gandhi, en su identidad, había conocido bien ambas culturas, algo que le daba una perspectiva mucho más completa del conflicto.

Como complemento de lo anterior, no podemos dejar de considerar, como un tercer factor, la identidad social del pueblo hindú, y del mismo Gandhi -considerado a su pesar por todos como una «Alma Grande»-, para quienes el factor religioso es central en cualquier determinación de acción social e individual. Me refiero a lo religioso sea en cuanto a una serie de prácticas materiales y espirituales, que a la creencia en determinados valores que originan conductas sociales.

Sin embargo, no puede obviarse cómo Gandhi mismo fue también un impugnador de lo inhumano en su propia religión -a la cual no consideraba tampoco más verdadera que otras-, empezando por el lugar humano y social que otorga a los «intocables». En este aspecto, es relevante la relación que establece entre religión y política (entendida como el «bien común», el «servicio a los más pobres e ignorantes»): «Mi devoción a la verdad me llevó al campo de la política; y puedo afirmar sin el menor asomo de duda, y por supuesto con toda humildad, que aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión» (8). En el terreno de lo religioso, ésta es siempre una idea muy cuestionada y difícil de instalar en el pensamiento y la acción de las masas, porque la construcción social de la religiosidad institucional pasa frecuentemente por la idea contraria, por motivos que van desde la ignorancia, mala interpretación o intereses de poder y dominación. Gandhi no sólo lo enunciaba sino que lo hacía vida y símbolo en cada movimiento: las acciones de lucha social terminaban cada día con un enorme mítin donde se iniciaba con espacios de oración, para posteriormente continuar con algún breve discurso político-social. Quedaban así fusionadas en la práctica cotidiana de la acción, ambas dimensiones: la religión ‘aterrizaba’ con la política y ésta se ‘elevaba’ con la moral.

Resulta también interesante explorar cómo Gandhi logra transformar masivamente una forma de religiosidad bastante pasiva en lo social y fatalista en lo teológico, como es el hinduismo, en un despertar de activismo social del pueblo. Él produce un cambio sustantivo de calidad en la acción popular, diría incluso no sólo de los hindúes: se pasa de la milenaria «resistencia pasiva» a formas originales -en la historia humana- de «resistencia o desobediencia civil activa». Tenemos aquí todo un desafío para profundizar acerca del cómo se da este proceso tan complejo y raro de lograr, sabiendo que sus efectos no se originan por un simple seguimiento mecánico a órdenes dadas por un hombre considerado santo por las mayorías, sino que para desencadenar acciones tan masivas, largas en el tiempo y mantenerlas se necesita lograr una toma de conciencia en la gente, algo más profundo y duradero.

Este aspecto político religioso contribuía también en un cuarto aspecto, determinante en la acción no-violenta: la mirada sobre y desde el ‘Otro’ (la otredad o alteridad), cómo tocar su conciencia y poder material, la necesidad no de derrotarlo sino de encontrar juntos una solución justa para ambos del conflicto. Pero Gandhi era también un hombre muy práctico, y sabía que la conversión del adversario a la verdad podía llevar mucho tiempo y que las víctimas de la injusticia no podían esperar, por lo que se debían empujar acciones de presión que aceleraran este proceso.

En toda lucha social se tiene delante a un adversario y a una adversidad personificadas en alguien, quien a su vez en un doble movimiento nos tiene a nosotros enfrente. No podemos perder de vista esta doble mirada en que cada identidad es observada y vivida. La cultura en que se instala esta confrontación se encuentra ampliamente constituida desde la violencia y la destrucción del otro, quien es a priori definido como «enemigo». Entonces el gran desafío estará en otorgarle una humanidad a él, en saber que comparte actitudes y características mucho más similares de las que quisiéramos con nosotros, que está entrenado para obedecer ciegamente y castigar como nosotros. Para ese proceso de humanización del adversario, central en la forma de lucha gandhiana, es imprescindible instalar colectivamente una ética y una moral de la acción, nacidas del conocimiento. Todo esto fue constantemente reiterado por Gandhi, y le causó innumerables incomprensiones sobre todo por quienes estaban en su propio bando; incluso fue parte de las causas que lo llevaron a la muerte.

3- CARACTERÍSTICAS DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL

Ahondemos ahora un poco en la caracterización de este tipo de acciones de la no-violencia activa, ya no tanto desde la construcción de las masas para su movilización, sino desde las formas en que se expresan y relacionan con el orden social.

Apunta el propio Gandhi, cómo «la desobediencia, para que sea civil, tiene que ser sincera, respetuosa, mesurada y exenta de todo recelo. Tiene que apoyarse en principios muy sólidos, no verse nunca sometida a caprichos, y sobre todo no dejar que la dicte el odio y el rencor» (9). Retoma aquí lo que señalábamos antes respecto a la gran complejidad humana que Gandhi plantea acerca de la relación moral y física hacia al adversario. Pero lo plantearemos desde los efectos que se busca producir en él, en su conciencia, y no tanto en la mirada hacia él.
Así, lo primero que busca la desobediencia civil es desarmar moralmente al otro, a partir de hacer evidente una «verdad». Aún en el planteamiento de las acciones civiles más complejas, más multitudinarias, lo inicial a lo que realmente se hace referencia es a un cuestionamiento del estado moral del otro. Es lo primero que debe quedar al desnudo, por eso es tan fuerte su impugnación. Entonces, el plano inicial en el que se da la confrontación no es en el de la acción material de los cuerpos sino en el de la moral. Cabría entonces cuestionar el término «no-violencia» -al mismo Gandhi no le gustaba e inventó una palabra para definir su lucha: «Fuerza de la Verdad» (Satyagraha)-, ya que en realidad se trata de una poderosa violencia, que sin embargo usa un cierto tipo de armas (morales) para desarmar al adversario, que no buscan su destrucción (10).

Hay que puntualizar que desde el plano de la moral Gandhi también establece una impugnación a la moral occidental burguesa. No la considera como la construcción de un simple bienestar material individual y familiar, a costa de cualquier tipo de relación de explotación laboral, aunada al cumplimiento de los «deberes ciudadanos», sin importar a quien afecten. Para él el principio superior se centraba en el «bien común», por encima de cualquier privilegio individual.

Otro aspecto que me parece clave es la relación que se establece con el orden de lo legal. Porque finalmente esta forma de acción no-violenta conlleva, de algún modo, romper la cooperación con una cierta legalidad. Partimos del hecho que el paradigma del surgimiento de los Estados-Nación es justamente lo legal. O sea, el Estado se convierte en el regulador de la moral pública y privada. La mayoría de la población no logra ver que toda esa forma de legalidad, articulada en un conjunto de leyes y decretos, es una larga construcción social e histórica, a partir de una clase social -la burguesía- y sus alianzas, con la exclusión de otros sectores. Entonces la ley aparece con un carácter sagrado e indiscutible, olvidándose que ella está siempre sujeta a cambios y perfectibilidad, no es estática y puede llegar a reproducir lo inhumano.

Gandhi, aún con su origen de abogado, o precisamente por eso, invierte este paradigma legal: sitúa la ley moral por encima de la ley jurídica. Es algo que no sólo Gandhi ha hecho, sino que en muchas tradiciones humanistas y religiosas desde sus orígenes se ha planteado. La historia del cristianismo ha sido así reiteradamente, la misma constitución de los Estados Unidos o la «Declaración francesa de los derechos del hombre y del ciudadano» afirman justamente el derecho de resistencia ante formas de usurpación (11). Entonces Gandhi sostiene: «La desobediencia civil es la violación civil de las leyes morales y opresivas»; rechaza colaborar con una medida corrupta del Estado. Y agrega que «se obedece a las leyes por la conciencia, no por temor a las sanciones…La desobediencia civil, es un derecho inalienable de cada ciudadano»; reprimir la desobediencia es como tratar de aprisionar a la conciencia (12).

Se vincula así el tema de la desobediencia civil con el tema de la legitimidad moral antes que el de la legalidad jurídica, como un derecho de cada persona a partir de su conciencia.

Se convierte así en un «deber desobedecer a toda orden inhumana» (13). Por otro lado, no hay tampoco que olvidar que Gandhi tenía también un profundo respeto por las leyes y el ordenamiento británico al respecto, pero asimismo no desconocía su necesaria transformación y finitud; nunca promovió formas ciegas y arbitrarias de desobediencia civil, que se transformarían asimismo en peligrosas situaciones de descontrol social.

De esta forma, se va creando de hecho una forma de organización legal y política paralela al Estado, se va constituyendo una dualidad de poder. En efecto, Gandhi sostenía algo que también afirman hoy día los tecnócratas neoliberales, pero con otro sentido. Basándose fundamentalmente en Thoreau, un anarquista norteamericano que también se opuso a la invasión de E.E.U.U. a México a mediados del XIX — dice: «El mejor gobierno, es el que gobierna menos». A través de la desobediencia civil se van así acotando las excesivas funciones y atribuciones del Estado, en aras de desarrollar formas autogestivas y autónomas de democracia popular aldeana. Es el gran modelo del Swaraj.

Como complemento del mismo tema, Gandhi plantea que en las relaciones de poder político éste se deposita en la voluntad y beneficio de las mayorías empobrecidas. Dentro del «Programa Constructivo» que lanza para la India en 1945, propone la siguiente reflexión: «Un estudio superficial de la historia inglesa nos ha hecho pensar que todo el poder llegue al pueblo por los parlamentos. La verdad radica en que el poder está en la gente y es confiado momentáneamente a quienes ella puede elegir como representantes propios. Los parlamentos no tienen poder y ni siquiera existencia independientemente del pueblo. Convencer al pueblo de esta sencilla verdad ha sido mi tarea en los últimos veintiún años. La desobediencia civil es el depósito del poder». Así, la obediencia es voluntaria y puede ser retirada en caso de injusticia.

Pasando ahora un poco al terreno de la acción propiamente dicha, una característica central de la desobediencia civil está en la necesidad de mantener una continuidad de las acciones en el tiempo. Es una de las tareas más difíciles y a la vez determinante para los logros. Para ella hay que hacer cálculos obligados con las propias fuerzas y armas materiales (cuerpos) y morales. No podemos olvidar que el movimiento de liberación hindú duró varias décadas, tuvo momentos muy contradictorios donde murió bastante gente de los dos bandos, y requirió en Gandhi, la dirigencia, el pueblo y los ingleses de la construcción de un alto grado de paciencia. Sin ella no puede pensarse en implementar campañas masivas de desobediencia civil.

Decía Gandhi: «La desobediencia civil, masiva o individual, es una ayuda al esfuerzo constructivo, es un válido equivalente a la rebelión armada. Una preparación es necesaria, sea para la desobediencia civil que para la rebelión armada, pero los modos son diferentes».

Las campañas se preparaban con bastante tiempo, con voluntarios entrenados especialmente; en particular los «satyagrahis» constituían un ejército de no-violentos. Existían también los llamados «activistas de aldea», quienes eran enviados a vivir en las aldeas igual que las personas locales, y promovían desde la higiene hasta la organización. Otro grupo de activistas eran las «brigadas de paz». O sea, se fueron creando equipos de voluntarios que se dedicaban a profundizar con las comunidades en el sentido de las acciones de la no-violencia y de por qué se desobedecían ciertas injusticias. Asimismo, en las semanas previas a las grandes movilizaciones iban brigadas a las aldeas que se atravesarían para explicarles los motivos y buscar su adhesión.

Además de esta gran movilización humana informativa, Gandhi utilizaba otro instrumento con mucha tenacidad: la prensa. Sea en Sudáfrica con el «Indian Opinion», que en la India con el «Harijan» y el «Young India», él funda periódicos en los cuales escribía constantemente y que llegaban a toda la población, pudiendo así explicarse mejor y tener más adhesiones a la causa. A su vez, cultivaba con igual perseverancia su correspondencia privada con todo el mundo, ampliando con ello el número de aliados. Estaba así en constante diálogo -directo o indirecto- en varias dimensiones a la vez. A las acciones le imprimía también un fuerte carácter público, movilizando a la prensa nacional e internacional, a partir de una característica central de la no-violencia activa: avisar antes al adversario de lo que se iba a realizar, evitando todo lo que fuera secreto u oculto.

En cuanto a las formas en que se expresa la resistencia, ésta puede ser encubierta o cotidiana (característica en la disidencia totalitarista, en las minorías étnicas…), o abierta y civil, donde se deja expresamente de cooperar con una ley injusta. Gandhi utilizó varios instrumentos para desarrollar ambas formas de resistencia activa, en especial promovió entre los de mayor intensidad: el ayuno, el boicot y la desobediencia civil propiamente dicha.

En todos ellas recalcaba, como sosteníamos antes en otro sentido, que la organización para una acción de desobediencia civil gira en torno a una injusticia específica de la cual los campesinos (kisans) tienen conciencia: «No necesitan los campesinos prédicas sobre la no-violencia. Dejen que aprendan a usar la no-violencia como un remedio eficaz que puedan entender y, más tarde, cuando les dirán a ellos que el método que estaban usando era no-violento lo reconocerán rápidamente como tal» («Programa Constructivo»). Aún siendo Gandhi una persona con una gran visión de ideas, de teoría, era una gente por otro lado muy práctica. Él habla de lo que es la lucha no-violenta y la construcción del conocimiento prácticamente en todas partes del mundo a nivel de pueblos: primero se realiza la acción desde una tradición cultural y posteriormente viene la toma de conciencia de lo que se hizo y su conceptualización.

Agrega al respecto: «La desobediencia civil no puede nunca ser dirigida a una causa general como la Independencia. La cuestión debe ser precisa y en grado de ser entendida; y el adversario debe poder rendirse… Es un estímulo para los combatientes y un desafío para los adversarios». Esto me parece muy interesante, resalta el hecho de que no se trata de una estrategia para grandes abstracciones, sino de una táctica para cosas muy concretas, y la prueba está en que la acción de mayor envergadura dentro de la lucha independentista hindú es la que realizan respecto a la sal.

Hacia los años ‘30-‘31, en medio de un período caracterizado por diferentes dificultades en la lucha no-violenta gandhiana, con largos momentos de inactividad ante la duda de qué hacer, Gandhi, tras larga reflexión, decide reiniciar una campaña de desobediencia civil más determinante que las anteriores a partir de un símbolo muy fuerte en la cultura hindú: la sal, cuyo monopolio de extracción, y también de venta, pertenecía a los ingleses. Nadie más en la India podía producir uno de los dos elementos indispensables para la vida humana, y que era parte del propio territorio. Otro dato significativo: de los 800 millones de dólares que los ingleses recababan anualmente de impuestos en la India, 25 millones eran por la sal. La sal representaba entonces un porcentaje muy alto de lo que los ingleses absorbían de la economía hindú (14).

Había allí una doble simbología y efecto práctico en la aplicación de esa ley: al interior del pueblo hindú en su dignidad -le era expropiado un instrumento clave para su sobrevivencia- y en su economía -pagaba mucho por algo que le pertenecía «como el aire»-, y al interior del dominio británico -era una importante fuente de ingresos económicos y de supremacía política.

Después de largos recorridos informativos en las aldeas, se decide realizar del 2 de marzo al 5 de abril de 1930 -24 días- una marcha de aproximadamente 400 kilómetros, de Ahmedabad hasta la ciudad costera de Dandi. La larga caminata es iniciada por Gandhi con algunos satyagrahis y en el camino se les va uniendo mucha gente, hasta llegar una multitud al mar, quien toma el agua, la fusiona y extrae allí mismo la sal, para posteriormente venderla por todos lados. En ese gesto se reafirma, a partir de la violación de esa ley inhumana y soportando la posterior represión violenta inglesa, el derecho hindú a su propia identidad y autodeterminación.

Se desencadena entonces un nuevo proceso de muy alta intensidad en la lucha no-violenta de la India. Inmediatamente millones de personas empiezan a movilizarse en diferentes formas alrededor de todo el país. No solamente se unieron a la marcha o empezaron a producir y vender sal de manera autónoma en otros lados, sino que se dan también huelgas, rechazos a pagar impuestos, manifestaciones de todo tipo. O sea, a partir del símbolo de la sal se crea todo un movimiento de desobediencia civil nacional, de una envergadura notable sea en la multiplicidad de sus expresiones que en la intensidad de sus adherentes.

La primera reacción inglesa es arrestar a Gandhi y a mucha gente alrededor suyo; se da así otra de las características de la desobediencia civil no-violenta: llenar las cárceles hasta desbordarlas y así invertir el problema creándole una dificultad seria al opresor. Asimismo, la mejor prueba del involucramiento popular masivo en esta acción es que en las ciudades, en las comunidades, en las aldeas de todo el país, siguen igualmente organizándose rápidamente protestas y durante un año la gente no para de recoger sal del océano y manifestarse en muy diversas formas. Hasta que, finalmente, en marzo del ‘31 se firma un pacto (Gandhi-Irwing) con los ingleses donde éstos reconocen el derecho de extraer sal a las poblaciones costeras, liberan a los presos y devuelven algunos bienes confiscados a los activistas hindúes. Esta campaña de desobediencia civil, articulada en múltiples etapas y acciones, fue uno de los puntos de inflexión claves para la posterior concesión de la independencia.

Pero aquí hay también un hecho interesante y sugerente para la reflexión acerca de la desobediencia civil: muchos activistas hindúes criticaron fuertemente a Gandhi por haber aceptado ese pacto que hacía muy pocas concesiones a las demandas independentistas nacionalistas, y que surgía después de una muy intensa campaña de desobediencia civil masiva nacional. Entra entonces una característica saliente en Gandhi que consistía en su realismo político, alimentado de dos elementos: la percepción del adversario en cuanto a lo que podía en ese momento conceder, la confianza en él, y el deseo de evitar que la lucha se encamine hacia extremismos irreconciliables. Esta aceptación que la lucha es un muy largo proceso -de interacción entre lo deseable y lo posible- donde se van sumando pequeñas concesiones, se va aumentando lentamente la toma de conciencia de las masas y la dirigencia, no se puede obtener siempre en forma inmediata lo deseable sin destruir la identidad humana del otro, y a la vez se debe mantener una «firmeza permanente» en todo momento, son parte de los principios más complejos y profundos que nos deja la vida y la acción de Mohandas Gandhi junto a su pueblo.

PREGUNTAS DEL PÚBLICO:

Hemos querido recoger las preguntas que el público realizó al concluir esta ponencia, con las correspondientes respuestas del expositor.

Pregunta: ¿Cuáles son los ejemplos en y para México -en estos momentos- que expresarían el tema de la «autonomía» y la «desobediencia civil»?

¿Usted opina que la lucha del zapatismo por los municipios autónomos sería análoga a las luchas de Gandhi en la India?

R: Como comentábamos en nuestra intervención, la autonomía representa en cierta medida una «moral de la lucha contra lo inhumano del proceso social» que nos atraviesa. La desobediencia civil, a su vez, es otra cara de esta misma lucha que se realiza contra las situaciones de inhumanidad e impunidad que nos hostigan. Por tanto, ambas formas de resistencia van situadas de entrada en el terreno de la «legitimidad» de una acción y en el de una moral; ambas son formas radicales y necesarias para detener la mano del que nos agrede y, así, lograr cambiar una relación de poder injusta; son derechos que la ética y la búsqueda de la verdad con justicia y dignidad nos otorgan, por encima de cualquier construcción legalista, política o religiosa. Hacer entender esto al pueblo hindú, según el propio Gandhi, le llevó sus últimos 30 años.

Para Gandhi, la autonomía era el eje de su «Programa Constructivo para la India» (terminado en 1947), que articulaba todas las formas de liberación nacionales y los métodos usados para ellas. Partía de la convicción que la desobediencia civil sin sostenerse en una alternativa social como en su caso histórico específico, es decir, la autonomía de las aldeas perdía toda su fuerza y razón de ser, que incluso era una especie de bravuconada peligrosa.

Es en este sentido donde me parece que, con todas las salvedades históricas y culturales de por medio, hay mucha cercanía entre la acción y la moral de las luchas indígenas mexicanas -sobre todo las recientes- con las campañas gandhianas al respecto. En los últimos tiempos el tema de la autonomía y la resistencia civil en México han adquirido una gran centralidad, sin por ello olvidar que ambos forman parte de una rica y larga historia nacional que ha abarcado a identidades sociales muy diversas, además de la indígena, como los universitarios, obreros, campesinos…

Recientemente, el movimiento zapatista nacional -con sus múltiples aliados- ha encabezado las reivindicaciones autonómicas. Y aquí me parece que en ellas se rescata un primer elemento importante, no sólo característico del gandhismo sino aportado también por otras vertientes no-violentas más amplias, es decir: el tema de la búsqueda de la ruptura de las relaciones sociales y de poder excluyentes, dependientes y, por tanto, inhumanas e injustas. A las vez, se proponen la creación de nuevas relaciones, no ya desde esas relaciones basadas en una correlación económica y política desigual, sino desde la realización de una autonomía local y regional, que parte de una historia, de una cultura o visión del ser humano en su relación con el Otro, diferentes. La homogeneización de la población que construyeron los estado-nación para su desarrollo, viene sustituida en esta propuesta por una pluralidad -de forma y contenido- basada en la diversidad, que abre caminos originales y que crean mucha incertidumbre en las esferas del poder político y económico, precisamente por esa ruptura de los mecanismos de dependencia a todo nivel.

De ahí que la primera acusación al zapatismo respecto al tema de la autonomía, es de que atenta contra la «soberanía nacional», contra «lo que es México como nación», de querer separar a Chiapas del país. Con esta crítica se sobrepone un tema de justicia social y política en el terreno de la soberanía del estado-nación, desde donde se buscará obtener -a través de amplias campañas chauvinistas en los medios y discursos oficiales- un gran consenso de la población que en general tiene introyectado el principio básico -desde el kínder- de la «unidad del país a toda costa», bandera central histórica utilizada ante el sentimiento de amenaza y desintegración provocado por las constantes invasiones extranjeras. Esto ha obstaculizado percibir a los zapatistas como un movimiento social original y a considerarlos como grupos de indígenas ‘ingenuos’ manipulados por «intereses del extranjero» (léase Marcos); casi el mismo cuento de la Conquista y la Colonia, en su percepción del valor indígena.

Pero si quitamos esta cortina de humo que intencionalmente el régimen está construyendo para no dejar ver esta realidad, encontramos que la creación de los «municipios autónomos» en Chiapas responde a una forma real de «resistencia civil». Ante el no cumplimiento de lo firmado en los «Acuerdos de San Andrés» por parte del gobierno, las bases de apoyo zapatistas -civiles desarmados- deciden «tomar la palabra» de esos acuerdos y empezar a transformarlos en acciones concretas. Como empezamos a ver incipientemente, el régimen comenzará a localizar esta situación en el tema de la «legalidad» y no en el de la «legitimidad», ignorando el cumplimiento de los Acuerdos y señalando a las bases de apoyo como «transgresores» de la ley (siendo ésta el eje de la unidad nacional).

Al igual que en el gandhismo, la autonomía indígena del «mandar obedeciendo» y del «para todos todo, nada para nosotros», supone un sistema integral que realiza lo económico, lo político, lo social y lo cultural. Propone la descentralización del poder, donde cada comunidad y región tienen amplios márgenes de decisión política desde el punto de vista del orden jurídico, parte de la libertad de elección de modelos que respondan lo más posible a su historia y sus costumbres, a su propia identidad. Sus representantes son escogidos en forma endógena, es decir, desde dentro de la comunidad, y se articulan -en lo que Gandhi llamaba «círculos concéntricos»- con otras instancias locales, regionales, estatales y nacionales; y pueden ser removidos de sus cargos, por la comunidad, en el momento que dejen de «mandar obedeciendo» (al interés común mayoritario).

Desde el plano económico, los municipios autónomos chiapanecos proponen la creación de proyectos productivos que les permitan ser lo más autosuficientes posible en los terrenos de la alimentación y de la salud. Gandhi, proponía como eje de la autonomía a la aldea, o comunidad como diríamos nosotros, que busca lograr en lo posible su autoabastecimiento y todos y todas una ocupación. En esto hay una notable similitud con el zapatismo, pues en el fondo ambos movimientos se caracterizan de raíz en impugnar fuertemente el proceso material y cultural de acumulación y reproducción capitalista occidental; en intentar crear formas alternativas de mercado y evitar la explotación laboral asalariada buscando otras formas de relaciones laborales. No olvidemos que el levantamiento zapatista estalló el día en que entraba en vigencia el Tratado de Libre Comercio Norteamericano, paradigma de la globalización en el área.

Finalmente, ahondando un poco más respecto a la «resistencia o desobediencia civil», otra similitud que encontramos entre el zapatismo y el gandhismo, la encontramos en que el zapatismo ha ensayado -después y antes del 12 de enero del 94- constantemente métodos de acción no-violentos activos, que han involucrado a grandes masas de la sociedad civil mexicana. Han convocado a cinturones y campamentos de paz, a caravanas solidarias, a marchas y conciertos, a diálogos y consultas populares, a monumentos simbólicos de la paz y el diálogo nacional…en fin, «han aspirado a que sus armas sean inútiles» (todos recordamos seguramente el desfile de los milicianos en la inauguración del Aguascalientes de agosto del 94, con sus fusiles que llevaban atado un pañuelo blanco en la punta). Con esto no pretendo ocultar el origen armado del movimiento en su carácter público nacional, sino sólo contextualizar su acción militar dentro del tema de la «autodefensa armada», del «Ya basta!» desesperado ante tanta exclusión y exterminio, y no situarlo dentro de un panorama de desestabilización y provocación de la violencia social nacional, como se pretende mostrar por algunos sectores. La historia mexicana y mundial han encontrado aquí un hecho de gran originalidad respecto a la relación entre violencia y no-violencia activa, no puede ser reducido a fórmulas mecánicas, preestablecidas y simplistas, con gran repercusión del movimiento dentro y fuera de México.

La «desobediencia civil» es un derecho legítimo del pueblo sobre cómo comportarse ante una injusticia, reconocido por las principales constituciones internacionales. El carácter de «acciones terroristas» le es dado muchas veces por los regímenes que con estas acciones ven cuestionados sus privilegios y arbitrariedades. Sólo por citar algunos ejemplos, en la segunda mitad de este siglo, la historia nos muestra ejemplos trascendentales al respecto donde se cambiaron leyes inhumanas, se quitaron a tiranos o se democratizó a la sociedad y su forma de gobierno: Estados Unidos (derechos civiles y políticos de los negros), Sudáfrica (fin del «apartheid»), Europa del Este y la ex-Unión Soviética (fin de los gobiernos comunistas), Filipinas (caída de un dictador), América del sur (lucha contra la impunidad de las dictaduras), México (lucha contra el fraude electoral y por justicia social), etc.

P: ¿Cuál sería la analogía de la marcha de la sal con el zapatismo?

R: Como decíamos, hay que evitar caer en transpolaciones mecánicas o idealistas entre los dos movimientos que intentamos comparar, a partir del eje de su concepción respecto a la autonomía. Sin embargo, hay temas de fondo que tienen una correlación entre ellos. Por ejemplo, usted me cita la mayor movilización del gandhismo en el terreno de la desobediencia civil con la marcha de la sal, que no duró poco más de veinte días de caminata hacia el mar de Dandi, sino que implicó toda una preparación anterior del pueblo tanto en las aldeas que recorrería esta marcha como en las de toda la India para adherirse al movimiento, la elección -como objetivo de la acción- de un símbolo concreto del dominio exterior que todos compartieran y rechazaran -la sal-, la implementación de una larga campaña de desobediencia civil a nivel nacional por más de un año, la capacidad de seguir y mantener esta campaña aún si los promotores -Gandhi entre ellos- fueron arrestados, y, finalmente, un detalle poco mencionado y conocido al respecto: la firma de un pacto (Gandhi-Irwin) con los ingleses para poner fin a esa campaña nacional de desobediencia. En este Pacto, según amplios sectores del pueblo, Gandhi confiaba demasiado en la palabra de los ingleses y en un primer término se obtendrían muy pocas ventajas respecto a la situación anterior a la movilización. O sea, en apariencia, se logró muy poco en comparación al gran esfuerzo continuo de millones realizado en todo el territorio nacional. Pero Gandhi quería, con su «principio de realidad», demostrar a los ingleses buena voluntad confiando en que ellos ya habían podido observar la gran fuerza de resistencia del pueblo hindú y entenderían que debían ceder paulatinamente a sus exigencias.

Fíjense entonces la complejidad del tema propuesto en cuanto a la caracterización de esta acción de desobediencia civil-algo válido para la reflexión de cualquier otra acción de lucha social-. En ella se tomaron en cuenta las formas de construcción de la acción de masas desde el aspecto organizativo hasta el moral, que ha permitido el desarrollo de una acción social con estas características:

a) su larga duración en el tiempo (continuidad) y en el espacio (todo el territorio nacional);

b) el involucramiento de todas las clases sociales del país;

c) plantearse un objetivo alcanzable que parte de un universo simbólico sencillo y profundo (la sal), capaz de ser entendido por todos pues nace de su cultura y realidad cotidiana;

d) mantener la tendencia creciente en la conflictividad de la confrontación aún sin tener un liderazgo centralizado fuerte y único nacional;

e) a pesar que algunos líderes reciben un fuerte castigo ejemplar del poder, no decae la moral del pueblo quien, al contrario, intensifica su accionar;

f) cada vez crece el número de adeptos con lo que se logra incrementar el círculo de aliados en la acción;

g) se responde no-violentamente sólo con armas morales -cuerpos y moral- a la agresión física sufrida por el uso de armas materiales y morales de parte del principal ejército existente entonces en el mundo;

h) constata que las acciones de desobediencia civil necesitan reparación y claridad en su método y objetivos, para que no se reviertan en sus efectos y no se cree un caos incontrolable;

i) aumenta notablemente la autoestima y la capacidad de resistencia y sacrificio del pueblo hindú en su lucha de independencia;

j) toma en cuenta el «principio de realidad» en el acuerdo final, sabiendo que una lucha social es un largo proceso para ir haciendo cada vez más amplio el espectro de la realización de «lo posible» -sin destruir ni perder la confianza en el adversario para ello- y acercarlo a lo deseable.

En este sentido, creo que esta acción gandhiana despierta muchas reflexiones, no sólo para comprender e intentar leer al zapatismo sino para cualquier movimiento social. El zapatismo creo que ha buscado aplicar varios de estos aspectos en su diversidad de acciones y propuestas, a partir de una cultura diferente. No le ha sido fácil por muchos factores que inciden en la historia de las luchas sociales en México como la ‘fragilidad’ de la sociedad civil -que ahora es más un deseo que una materialización concreta- debido a la presencia por largos años de un régimen único y monolítico. A la vez, lo que ha podido hacerse -que es mucho- es gracias a la larga construcción de una «reserva moral» en la sociedad mexicana, que ha permitido, de manera desarticulada, detener en varias ocasiones la guerra como confrontaciones armadas directas entre los bandos implicados.

Hay un hecho muy interesante de la reciente historia nacional mexicana que tiene similitud con la marcha de la sal: me refiero a la «marcha zapatista de los 1111» de septiembre del año pasado. Fue un largo recorrido -en autobús por la distancia- por toda una zona del país, que los pueblos involucrados acompañaron con entusiasmo y respeto, donde se pudo difundir la causa. El simbolismo de los 1111 fue interesante, ya que representaba el número de comunidades chiapanecas adherentes al zapatismo, y además se llegó hasta el zócalo de la capital, símbolo del poder central pero también de la mexicanidad, desde Tenochtitlán. esta acción tuvo entonces un doble carácter: se ‘tomó’ -junto a una gran masa civil que los acompañó- un espacio que simboliza al poder nacional y, a la vez, representó la ruptura del cerco militar al que las comunidades zapatistas estaban sometidas en su tierra. Así, la sal -elemento vital para la subsistencia y monopolizado por ‘otros’- podría equipararse al zócalo y la sociedad civil -espacios vitales para la subsistencia zapatista.

P: Si bien es cierta la heterogeneidad de las luchas sociales que suceden a lo largo y ancho de México, también es cierto que puede haber un proceso de «inhumanidad» que atraviese a todo el país, aunque de manera heterogénea. ¿Podría decirnos qué opina al respecto?

¿Usted opina que hay en marcha un proceso de exterminio de las formas que expresan la lucha por la autonomía y/o las formas de desobediencia a lo inhumano?

R: Resulta evidente que las luchas por la autonomía -en el sentido profundo que mencionábamos- que van acompañadas por expresiones de la históricamente llamada «desobediencia civil», por su fuerte impugnación a aspectos de inhumanidad del sistema capitalista, en una de sus fases hegemónicas, van a recibir fuertes ‘descargas’ de violencia para ser interrumpidas, aún antes de nacer. Esto empieza desde la construcción social de la «obediencia debida y acrítica a toda orden que la autoridad imparte», misma que arranca, históricamente, desde la familia y la escuela.

Pero en México actualmente la situación al respecto ha ido mucho más lejos del control social que ‘normalmente’ se ejerce hacia cualquier forma autonómica, que busque desobedecer a lo inhumano de un orden social. En los últimos años -según lo demuestran estudios rigurosos como el Cuaderno 1 de «Reflexión y Acción No-Violenta» acerca de «La conflictividad social en México del 94 al 98»- se ha venido intensificando un doble proceso en el país: por un lado, se ha dado una lenta y acumulativa ampliación de los espacios públicos políticos a individuos y grupos que antes no accedían a ellos, en lo que llaman algunos una «transición a la democracia»; pero por otro lado, se ha intensificado también la exclusión social de grandes sectores nacionales a través de la llamada «militarización» o «guerra de baja intensidad». Éste último es un proceso inobservable para la mayoría de la población mexicana, y si bien se da en condiciones de guerra -en escalas diferentes a lo largo del país- implica otra decisión que algunos llaman «exterminio», como usted bien señala en su pregunta, y está implementada principalmente por fuerzas armadas regulares e irregulares (paramilitares) del régimen.

El proceso de exterminio presenta también una doble caracterización: por un lado, se generan miles de desplazados -desterrados la mayoría- en condiciones infrahumanas y con una permanente amenaza sobre sus vidas por el cerco del hambre o por el de las armas; por otro lado, se está dando una verdadera cacería de luchadores sociales en su gran mayoría indígenas y campesinos, muy pobres, capaces de movilizar a bastante gente en sus comunidades pero sin mucha articulación regional, desarmados (mueren en situaciones donde «no hay enfrentamiento» entre los bandos) y pertenecientes a organizaciones populares que trabajan justamente hacia formas de autonomía económica y política, que rompan los cacicazgos que padecen desde siempre.

No es fácil hacer visible a la población nacional esta agresión hacia los cuerpos de los mexicanos y mexicanas indefensos, ‘desnudar’ el mal ante la opinión pública como diría Gandhi, y romper la indefensión de todos ante ello, ya que el proceso se caracteriza por desarrollarse con un gran impunidad en todos los niveles. Pero he ahí una importante lucha no-violenta para hoy en México.

NOTAS

1- Dentro de las tipologías de la no-violencia activa, escaladas según la intensidad de la confrontación y su relación con lo legal, hay algunos teóricos que afirman la existencia de cuatro niveles, cada uno de los cuales guarda relación con los otros y actúa si el anterior no es suficiente para llegar a un acuerdo:

a) diálogo e información: se busca llegar a acuerdos con el adversario y también que más sectores de la población conozcan información sobre el conflicto;

b) acción directa o popular: se desplazan masas en espacios abiertos (marchas…) para presionar públicamente, sacando el conflicto del espacio privado de las partes;

c) no-cooperación: se deja de colaborar explícitamente con alguna causa de la opresión (boicot, huelga, ayuno…) pero sin violar una ley jurídica;

d) desobediencia civil: se infringe abiertamente una ley que en esos momentos resulta inhumana (no pagar ciertos impuestos, toma de tierras…).

Para ampliar el tema, se sugiere consultar:

1- Casa del Tiempo. «La aventura de la no-violencia». DF, UAM, julio-agosto 1987, 92 p.

– DÍAZ, Álvaro. La no violencia. El qué y el cómo. Bogotá, CODECAL, 68 p.

2- Juan Carlos Marín. Los hechos armados. Argentina 1973-1976. La acumulación primitiva del genocidio. Bs. As., PICASO, La Rosa Blindada, 1996, pp. 17-41

3- Stanley Milgram. Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental. Bilbao, Edit. Descleé de Brouwer, 1980, pp. 152-53

4- Algo similar está ocurriendo actualmente en México con el movimiento zapatista, al cual algunos se empecinan en calificar como una guerrilla aislada del pueblo y no como la expresión del levantamiento de un pueblo en lucha por su autonomía. Ellos proponen la «desobediencia a la exclusión social», a la que el actual modelo de desarrollo oficial los condena; la construcción moral de la autonomía implica «desobedecer a toda orden inhumana».

5- Juan Carlos Marín. La silla en la cabeza. Michel Foucault: un debate acerca del saber y el poder. Bs. As., Edit. Nueva América, 1987, p 48

6- Resulta importante aquí tener presente la relación que Gandhi establece entre el fin y los medios: estos últimos son ya un fin en sí mismos y deben ser tan puros como el fin.
Algo totalmente contrario a la cultura, en general, y a la política, en particular, que vivimos y que Maquiavelo tan bien sistematizó en su tratado sobre «El Príncipe»: «el fin justifica los medios».

7- Gandhi, después de muchos años de vivir en Inglaterra y Sudáfrica, y proviniendo él de una clase social alta, decide que antes de iniciar cualquier lucha social en la India debe conocer mejor la idiosincracia y las condiciones de vida de su pueblo. Por tanto, viaja durante un año en la quinta clase de los trenes a lo largo de todo el país.

8- M. Gandhi. Mis experiencias con la verdad. Autobiografía. Caracas, Monte Ávila Editores.

9- M. Gandhi. En lo que yo creo. Mérida, Edit. Dante, 1987, p.136

10- Juan Carlos Marín. «Armas Morales» en Conversaciones sobre el poder. (Una experiencia colectiva). Bs. As., Universidad de Bs. As., 1995, pp. 25-56

11- Las recientes experiencias de este siglo con los estados totalitarios y las dos guerras mundiales, replantean el fundamento de la doctrina de la resistencia: los límites al deber de la obediencia social y la necesidad de cómo tutelar los derechos individuales y colectivos.

2- M. Gandhi. Teoría e práctica della non-violenza. Torino, Einaudi Edit., 1996, pp. 168, 169, 185

13- Al respecto varios teóricos sociales, religiosos o escritores han construido ideas similares: en el cono sur de América se postula la «Desobediencia Debida a lo inhumano» (J. C. Marín); el padre Donald Hessler hablaba de la «Santa Desobediencia»; los escritores Kenzaburo Oé y Gunther Grass firmaron un manifiesto acerca de la «Obediencia Negada» (a lo inhumano).

14- Para ampliar el tema consultar a. Jean-Marie Muller. Gandhi l’insurgé. L’epopée de la marche su sel. París, Albin Michel Edits., 290 p.

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Visiotipos: ¿cambiar de gatillero?

Babel

Javier Hernández Alpízar
En el artículo Cuestión de entereza de Gustavo Esteva, ocho páginas en la más reciente edición de la revista Rebeldía, parte del intercambio epistolar entre Marcos y el filósofo Luis Villoro, al que se han sumado otros autores, el escritor usa un concepto que toma de los autores Iván Illich y Uwe Pörksen, el concepto de «visiotipo».
Los visiotipos, explica Gustavo Esteva, «son formas elementales de interacción social que, a la inversa de las palabras, no permiten formular una frase».
Esteva se ve precisado a usar el concepto «porque pensar en libertad requiere hoy defendernos activamente de los visiotipos que nos atrapan con su bombardeo programado por los especialistas y forman percepciones generales.»
Es decir, se trata de una especie de coagulación de la sangre y la vida de un concepto, de manera que en lugar de un pensamiento vivo nos quedamos con una costra que oculta el eczema.
El ejemplo a que se refiere el propio Esteva es el siguiente: «Es cierto que la mayoría de los mexicanos rechazamos la violencia. (Lo escribió y publicó antes de las movilizaciones contra la guerra en México en varias ciudades del país y en otros países entre los días 5 y 8 de mayo.) Pero en su presentación orwelliana AMLO disimula el hecho de que esas opciones políticas se han convertido en una. Felipe Calderón adoptó la vía armada. Incapaz de gobernar con un poder político que nunca tuvo –según constató hasta el embajador estadounidense– recurrió al ejército y la policía para aparentar que gobernaba, imagen que los medios se apresuraron a reforzar. Las elecciones forman parte del dispositivo. Cambiar de gatillero no modifica el carácter del gatillo ni su función».
Esa misma respuesta dio Marcos en la Otra Campaña a un panista que se coló entre los oradores y criticó a los zapatistas por no hacer política pacífica contendiendo en las elecciones, «la única forma legítima, pacífica y democrática de política». Marcos impidió que callaran al orador, pidió que escucharan su reclamo y, al final, le contestó que precisamente esa política, que el panista dice que es la única forma de hacer política democrática, la electoral, llevó al poder a quienes han desatado la guerra contra los zapatistas y contra el pueblo de México: Sea por la vía del fraude como Salinas y Calderón, o con elecciones «sin fraude» como Zedillo y Fox, es la política reducida a la partidocracia la que ha traído la guerra contra los pueblos indios y ahora contra toda la población que se niegue a aceptar la política del estado mexicano.
La vía militar de la represión y el terrorismo de estado tiene un complemento en la vía electoral. Tanto los panistas como López Obrador coinciden en un visiotipo: la reducción de la política pacífica al voto. El fantasma del voto útil que llevó a Fox al poder, opera detrás de las falsas alternancias, y todos los partidos se apresuran a ponerse el traje de «alternancia».
El PRI juega con la idea de que el fracaso panista demuestra que el país los necesita. PAN y PRD juegan a hacernos creer que los malos son los priistas y se alían para llevar al poder, normalmente a priistas, que por quizá qué extraña razón ya bajo sus siglas se vuelven aceptables.
El régimen entero condena a los ciudadanos a una sola forma de hacer política: el voto. No hay otra. PAN, PRI, PRD, Morena, todos dicen: Si no hay voto, habrá guerra. Y lo que Gustavo Esteva y antes Marcos les contestan es: Pero si eso precisamente tenemos: Una vía electoral impuesta como la única forma de hacer política y una guerra impuesta desde arriba sin escuchar a los de abajo. Una guerra que en sus 35- 40 mil muertos tiene ya una cara monstruosa: Bajo la dictadura de Pinochet murieron (sin contar los desaparecidos) 8 mil chilenos. En la guerra actual son casi 8 veces más los muertos (también sin contar los desaparecidos). Pinochet les queda, hasta 8 veces, chico.
Normalmente se dice que en el Estado Azteca caben una cien mil personas. Así que la cantidad de los muertos en México equivale a casi la mitad del público que abarrota el Estado Azteca cuando se llena.
Los miles de personas que han participado en las marchas contra la guerra de estos últimos días pueden ser el ejemplo de cómo hay otra forma de hacer política: no electoral, no violenta.
Es falso que solamente existan la credencial de elector y el fusil, y más bien ocurre que quieren reducir la política al uso de la credencial de elector por los votantes y de las armas por el poder.
De hecho la guerra de Calderón no ha contado con la oposición, ni siquiera tibia, de ningún gobernador de ningún partido de derechas o izquierdas, ni ha sido frenada por el Congreso que aprueba el presupuesto de la guerra. Lo mismo que ha aprobado el presupuesto de la contrainsurgencia en Chiapas.
Así que si hiciéramos añicos el visiotipo que nos impide enunciar la frase: «una acción política pacífica y no electoral», entonces podremos empezar a pensar de verdad críticamente todo esto.
Las marchas son una prueba en los hechos. Se cumplió lo que dijo antes Javier Sicilia: «Esta vez no iremos alrededor de ningún pinche candidato, sino alrededor de nosotros mismos». Lo mismo que reconocieron los aproximadamente 20 mil zapatistas que se manifestaron en San Cristóbal, que los convocantes a las manifestaciones no quieren gobernarnos, no nos piden el voto para ningún candidato, piden justicia, y alto a la guerra.
Seguramente algunos siguen siendo presas del visiotipo que limita: «urnas o armas», pero algunos, espero que sean muchos, entenderán la expresión de una de las muchas mantas que se vieron en las marchas nacionales e internacionales de estos días: «¿Ya vieron? ¡Casi 40 mil muertos sin justicia! Por eso nuestros sueños no caben en nuestras urnas».
Lo contrario sería ser víctima de una forma de política orwelliana, como la que le critica Gustavo Esteva a AMLO, la misma que ha impuesto el régimen al pueblo de México: «Votas y te callas», usas tu credencial de elector y yo el gobernante «la plenitud del pinche poder», como dijera Fidel Herrera, cuyo cantautor, Byron Barranco, ahora canta el himno de Morena. Visiotipos con letra y música.
Según Blanche Petrich reseñó de algunos cables filtrados por Wikileaks, AMLO le dijo al republicano Anthony Garza que si fuera presidente daría «más poder al ejército».
Así lo escribió Blanche Petrich en La Jornada, el martes 5 de abril de 2011 en la página 2. (Cf: «EU no veía mal la llegada de López Obrador a Los Pinos: http://www.jornada.unam.mx/2011/04/05/index.php?section=politica&article=002n1pol):
«En el tema de la seguridad, Garza señaló de entrada que la próxima administración en México debía dar prioridad al “combate al narcotráfico y al terrorismo”. López Obrador explicó su estrategia de dos carriles. Primero, una reforma constitucional para otorgar al Ejército “más poder y autoridad” en la lucha contra los traficantes de drogas porque –dijo, según este reporte– “los militares son menos corruptos que las demás agencias de seguridad y pueden ser más efectivos”. Esto, añadió, también acotaría la influencia de la PGR, “demasiado corrupta”, según la redacción del cable.
«Segundo, AMLO se proponía una restructuración total del aparato de justicia, consolidando todas las agencias, incluida la policía federal y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, teniendo como eje a la Secretaría de Gobernación.»
Solamente cegado por un visiotipo se puede negar que en la guerra la clase política tiene un criterio único y orwelliano, así como en candidatos y hasta en los compositores de sus canciones electorales recurren al mismo autor.

Carlos Fazio: La falsa guerra contra el narco

Yankee go home

La palabra andante 

Leopoldo Chassin Ramírez

 

http://www.cambiodemichoacan.com.mx/editorial.php?id=4862

 

Susan Abadía, palestina, conoce la receta para fabricar un terrorista: Despójalo de agua y comida. Rodee su casa con armas de fuego. Atáquelo por todos los medios y a todas horas y especialmente en las noches. Demuela su casa. Arrase su tierra cultivada. Mate a sus seres queridos, especialmente a los niños. Felicitaciones, ha creado usted un ejército de hombres bomba

Tomado de Espejos, de Eduardo Galeano


Domingo 8 de Mayo de 2011


Hoy, es indispensable tener presente la obra de Gastón García Cantú, Las invasiones norteamericanas en México (Editorial ERA, 1971) para reafirmar el yankee go home empleado por los cubanos y repetido en todo el mundo durante la invasión fallida de Bahía de Cochinos, en Cuba, en 1961.

 

En el libro citado, se documentan las más de 250 intervenciones del yankee en México, desde 1799 hasta 1918, decenas más se han acumulado desde entonces, la más reciente con la intervención de las policías, la FBI y la CIA en el “Rápido y furioso” en territorio mexicano. El cachorro del imperio, Calderón, que se envalentona en su búnker, se vuelve sumiso y medroso ante el primer chasquido de dedos del amo yankee.

 

La historia de invasiones e intervenciones encubiertas de Estados Unidos en el mundo y en América Latina seguramente suman más de mil. Durante la década de los 60, casi todos los países de Latinoamérica fueron víctimas del imperio yankee, que construyeron dictaduras militares a su conveniencia. Sumisas.

 

Las intervenciones estuvieron dirigidas y apoyadas por las diversas corporaciones norteamericanas, que dieron como resultado miles de muertos y desaparecidos.

 

Lázaro Cárdenas del Río, fundador del Movimiento de Liberación Nacional, en la declaratoria final de la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, La Emancipación Económica y la Paz, que tuvo lugar en marzo de 1961, afirmó: “La fuerza fundamental que bloquea el desarrollo de América Latina es el imperialismo estadounidense. Su estrecha alianza con las oligarquías nacionales, los ruinosos efectos de su penetración económica y cultural, lo señalan como causa principal del estancamiento general que prevalece en la realidad latinoamericana. La derrota del imperialismo es condición fundamental de cualquier plan de desarrollo para nuestros países”.

 

La publicación de documentos de Wikileaks demostró los alcances de la intervención diplomática, militar y de organismos de inteligencia en los asuntos nacionales, y ha exhibido el servilismo del gobierno de Felipe Calderón.

 

 

La amenaza

 

 

Con el pretexto del terrorismo, el yankee han intervenido en los países que resultan útiles para su sed insaciable de petróleo o materias primas que expolia de los países que viven bajo su órbita, así invadió Iraq en dos ocasiones, con la inexistente posesión de armas biológicas.

 

Las falacias de los yanquis son innumerables, bajo el pretexto del terrorismo, tiene amedrentado al pueblo norteamericano, a tal grado, que la privacidad de los ciudadanos es inexistente, correos electrónicos, teléfono, correspondencia y todo tipo de comunicación está bajo su auscultación.

 

Muchos pensaron ingenuamente que Obama sería diferente a los Bush, ahora nos ha demostrado que, su estirpe imperialista, es independiente al color de piel. Sus declaraciones: “Estados Unidos entraría a cualquier parte por Bin Laden”. “La orden era matar a Bin Laden”. Un lobo con piel de cordero.

 

Recordemos que tanto Hussein como Bin Laden fueron armados y entrenados por los yankees; en otro tiempo lo fueron: Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, Hugo Banzer en Bolivia…

 

A Obama no le importó violar la soberanía de Paquistán, como no le importó a los yankis invadir a México, Nicaragua, Haití, República Dominicana, Panamá, Argentina, Paraguay, Puerto Rico, Guatemala… ¿Quiénes son los terroristas?

 

 

 

Estamos hasta la madre de….

 

 

Ayer y anteayer, en muchos estados del país, incluyendo Morelia, ciudadanos acudieron al llamado hecho por el EZLN y Javier Sicilia para manifestar su repudio a la política de Calderón que ha decidido combatir la violencia con balas; la historia nos dice que hay que atacar la raíz de la violencia, es decir, la desigualdad y la falta de empleo bien remunerado.

 

¿Qué opción tienen los jóvenes y adultos sin escuela ni empleo?

 

¿Cuáles son los países donde existe un alto índice de violencia?

 

 

Cherán

 

 

La ineptitud de los que malgobiernan es evidente, ahora el pueblo de Cherán ha decidido rechazar la injerencia de todos los partidos políticos, son ellos los que han fragmentado a la comunidad y a las familias.

 

Se habla de los talamontes y narco como los responsables visibles. ¿Existiría el problema si hubiera empleo digno? ¿Existiría si no hubiera autoridades corruptas?

 

 

Atenco

 

 

Atenco. Nuevamente el pueblo de Atenco exigió castigo a los crímenes, torturas y violación de mujeres por parte del mal gobierno de Enrique Peña Nieto y la complicidad y anuencia del alcalde y diputados perredistas.

 

 

La última y nos vamos

 

 

Para redondear lo dicho anteriormente, nuevamente el cártel de la droga económica, el Banco Mundial, señala a México como el país más desigual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, donde el diez por ciento de la población con más ingresos detenta casi la mitad de la riqueza nacional, es decir, cada uno de ellos tiene un ingreso mensual superior a los doce mil pesos mensuales, mientras que el diez por ciento con menores ingresos, apenas tiene un ingreso mensual de 400 pesos por habitante, es decir un dólar diario.

 

La mayoría de los profesores universitarios nos encontramos dentro del sector privilegiado del diez por ciento con mayores ingresos, pues hay quienes ganan cerca de 50 mil pesos mensuales.

 

 

 

La del estribo

 

 

Pregunta al rector Salvador Jara: ¿Cuánto le costó a la sociedad la injustificada suspensión de labores en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo del lunes 2 de mayo?

 

Colectivo Utopía de La otra campaña

 

Correo: chassin@umich.mx

Messico, il reclamo di pace con giustizia e dignità

 

http://matteodean.info/2011/05/08/messico-il-reclamo-di-pace-con-giustizia-e-dignita/

 

 

Matteo Dean

http://www.matteodean.info

 

 

Quando l’insensatezza occupa la vita pubblica,

la poesia ha la ragione.

Dunque, facciamo parlare la poesia

perché tacciano gli insensati.

Un silenzio assordante. È così che si può riassumere la lunga marcia “per la pace con giustizia e dignità” che iniziata lo scorso 5 maggio a Cuernavaca (cento chilometri a sud di Città del Messico) si è conclusa questa domenica nella piazza centrale della capitale messicana. Silenzio, spiega Javier Sicilia, premio nazionale di poesia, giornalista e padre di Juan Francisco, assassinato dai sicari del narcotraffico il 28 marzo scorso; silenzio perché “il nostro dolore è così grande e così profondo, che non vi sono più parole per nominarlo”. Il giorno dopo la straordinaria manifestazione zapatista a San Cristobal de Las Casas in Chiapas, sono Città del Messico ed almeno altre venti città le protagoniste di questa giornata convocata da Javier Sicilia. Cominciata con la partecipazione di meno di mille persone, la marcia è terminata con l’arrivo di almeno 200 mila persone nello zocalo di Città del Messico. Una moltitudine che ha compreso padri e madri, figli e parenti delle oltre 40 mila vittime che la “guerra al narcotraffico” lanciata dall’attuale amministrazione federale messicana di Felipe Calderón; ma anche migliaia tra militanti delle più diverse organizzazioni sociali messicane, giovani, studenti, artisti, migranti, indigeni e molti altri.

Una manifestazione moltitudinaria nel vero senso del termine. Poche volte vi è occasione di vedere i contadini di Atenco, assieme ai migranti della carovana migrante (che ha risalito il Messico dalla frontiera sud “riappropriandosi” del treno merci che ogni giorno trasporta centinaia di migranti privi di documenti esponendoli ad ogni genere di violenza), assieme agli studenti riuniti nell’Assemblea dei Giovani in Emergenza Nazionale, assieme agli indigeni del Municipio Autonomo di San Juan Copala, assieme ai membri della Polizia Comunitaria della Montagna di Guerrero, assieme ai genitori del Movimento 5 Giugno , assieme alle famiglie di Ciudad Juarez, assieme ai parenti delle vittime del feminicidio, assieme ad artisti ed intellettuali di diversa provenienza, assieme alle anime democratiche della Chiesa cattolica, assieme e migliaia di persone non organizzate che però oggi – domenica, quando scriviamo – in piazza ci son volute andare. Le ragioni di questa manifestazione sono molte ed articolate. Ma forse è possibile riassumerle semplicemente raccontando quel silenzio degno che ha accompagnato per oltre quattro giorni la carovana. Un silenzio che si è rotto solo nelle piazze raggiunte dalla carovana. Un silenzio che ha ceduto la parola ai padri ed alle madri delle vittime. O che, in altre occasioni, è stato rotto dall’impossibilità di contenere rabbia e dolore.

Difficile raccogliere tutte queste storie, raccontare tanto vissuto. Eppure, il movimento che oggi è sceso in piazza si è dato pure quest’obiettivo, perché troppe volte assassinati, sequestrati, scomparsi, o le centinaia di corpi che in queste settimane affiorano nelle sempre più numerose fossi comuni diventano numeri. Numeri per riempire le tabelle che il governo offre in pasto alla stampa. Ma che in realtà nascondono vite e speranza stroncate. Sarebbero 40 mila i morti sinora (dal dicembre 2006) di questa “guerra al narcotraffico”. A questa cifra, si aggiungono almeno 10 mila orfani di guerra (secondo altre fonti, questi sarebbero 30 mila), 10 mila migranti sequestrati solo lo scorso anno,  e quasi mezzo milione di sfollati, ovvero gente che è scappata dal proprio quartiere, dalla propria città, dal proprio stato, dal Messico. Numeri che fanno orrore, ma che appunto non servono a descrivere la realtà, anche se il governo si ostina a chiamarli “vittime collaterali”.

Quel che è certo – e forse possiamo permetterci di segnalare come una prima vittoria del movimento – è il fatto che finalmente il tema della violenza e, soprattutto, dell’insicurezza è stato per il momento sottratto alla destra conservatrice che detiene il potere nel paese. E non parliamo solo della destra al potere. Parliamo soprattutto dei settori benestanti di questa ed altre città, che non si fanno mai vedere, che scompaiono ogni giorno dietro gli alti muri dei loro quartieri-bunker ma che davanti ai casi più tragici hanno a volte alzato la voce. Sono loro, quegli stessi settori che oggi negli anni scorsi si sono arricchiti pure chiudendo un occhio davanti agli affari del narcotraffico, che oggi accusano Javier Sicilia, ed il movimento che oggi è in piazza, di voler “far cadere il governo”. Forte di questo sostegno minoritario sul piano dei numeri, ma strategico sul piano del potere economico e politico, Calderón avverte i manifestanti: “Non dovete dire a noi di smettere con la violenza, ma ai delinquenti”. Rispondono i manifestanti: “Siete voi, classe politica, che avete la responsabilità di frenare la violenza”. È la classe politica messicana, “corrotta e collusa con la criminalità organizzata, che militarizza il tema della pubblica sicurezza, che ha trasformato il Messico in un campo di battaglia, che ha reso i cittadini ostaggi della violenza, che umilia le istituzioni repubblicane”.

Ma per fortuna, il reclamo della moltitudine che oggi è scesa in piazza non si rivolge solo alla classe politica. E neanche ai narcos che insanguinano il paese con “la complicità dei tre livelli di governo”. La società civile messicana s’interroga e si domanda dove e quando si è cominciata a perdere la dignità. E la risposta se la dà da sola, guardandosi in faccia, dialogando e lanciando una proposta articolata in sei punti, complessi e che dimostrano il lungo sforzo di mediazione “tra più di cento organizzazioni sociali”. La proposta si traduce in un documento che il movimento chiama Patto Nazionale. Un documento che – si comprende al leggerlo – riunisce anche le diverse anime di questo movimento. La proposta chiama in causa prima la società civile stessa, convocata a restituire la memoria a quei 40 mila morti e a fare uno sforzo di pressione perché quel 98 per cento di casi ancora irrisolti siano finalmente chiariti dalle autorità competenti. Si esige poi un cambiamento di visione della “pubblica sicurezza”, ovvero che questa non riceva più un punto di vista “militare” ma piuttosto cittadino. In questo senso, quando si parla di militarizzazione della pubblica sicurezza, è importante dire che non si tratta solo dei 90 mila soldati – e marines – dispiegati nelle strade messicane, ma anche il fatto che oltre 500 militari attualmente hanno la licenza di assumere ruoli di comando all’interno delle diverse polizie locali del paese.

Su questo punto, il movimento insiste che la nuova proposta di Legge di Sicurezza Nazionale – che, tra l’altro, darebbe facoltà al presidente di imporre lo stato d’eccezione e di utilizzare l’esercito contro ogni movimento che metta in pericolo la “stabilità dello Stato” – non deve essere approvata così com’è stata proposta, ma dev’essere oggetto di una discussione plurale. In questo senso, il movimento sta convocando ad un incontro nazionale tra tutte le esperienze di “giustizia autonoma” perché vi sia un confronto ed una proposta “dal basso”. Il Patto Nazionale propone poi di combattere a fondo la corruzione diffusa in seno ai partiti ed al sistema politico, restituendo autonomia al potere giudiziario – in Messico, esiste la figura del Procuratore Generale nominato dal presidente della repubblica – ed esige al Congresso nazionale di eliminare l’immunità parlamentare entro i prossimi sei mesi. Nel documento vi è anche l’esigenza di attaccare realmente la florida economia del narcotraffico e di stabilire politiche precise e verificabili in favore dei giovani che attualmente, in Messico, “hanno solo due prospettive di vita: entrare nelle file dell’esercito o fare il narco”. Infine. Il documento esige che si approvino le riforme necessarie che rendano “la democrazia messicana” una democrazia partecipativa, introducendo la figura delle candidature indipendenti, del referendum popolare – tuttora inesistente nel sistema politico messicano -, la revoca del mandato popolare per i governanti, tra le altre proposte. Il movimento, però, non si ferma alla proposta. Avverte il governo ed il Congresso federale: “Se non ci ascoltate, se farete di testa vostra, avremo solo un modo per obbligarvi: resistenza civile e pacifica”.

Scarica qui il discorso completo di Javier Sicilia in formato .pdf.

Alcuni link:

Marcha Nacional por la Paz

Cartina globale della Marcia

Red por la Paz y la Justicia

Enlace Zapatista


Chacatorex: COBERTURA ¡Estamos hasta la madre! Marcha Nacional por Justicia y Paz / Del 5 al 8 de Mayo

Chacatorex. Ch’ol. Hormiga colorada

— 

Chacatorex

Chacatorex@gmail.com

http://chacatorex.blogspot.com

Solidaridad con Gabriel Pombo da Silva

Solidaridad con Gabriel Pombo da Silva!

 

Desde el pasado lunes, día 2 de Mayo, Gabriel Pombo Da Silva, compañero anarquista preso en la cárcel de Aachen (Aquisgrán, Alemania), se encuentra en completo aislamiento, mayor, si cabe, del que ya venía soportando.

 

Tras tres horas de registro a su celda por parte de una docena de carceleros bien dispuestos a romperlo todo haciendo que buscaban algo, y varios partes disciplinarios, así acaba por ahora la pataleta del nuevo jefe de servicios, Stelten, emperrado en ganarse medallas reduciendo a un irreductible.

 

Recordamos que Gabriel es el único preso conocido en Alemania que se planta ante la obligación de trabajos forzados a los que son sometidos los reclusos; y que, además, ha sido y es solidario, invariablemente, con las luchas que se dan tanto dentro como fuera de los muros.

 

Aislarle, dejarle sin pertenencias, intervenirle el correo, toda la colección de sibilinas técnicas de tortura psicológica tan propias del terrorismo penitenciario alemán,…va encaminado a intentar devastar el ánimo y la vitalidad de un ser que la desborda.

 

Romper el aislamiento de Gabriel pasa por hacer saber a sus responsables que GABRIEL NO ESTÁ SOLO.

 

Los faxes a la cárcel son una posibilidad, muchas veces eficaz, aunque, ya sabemos que la Solidaridad Revolucionaria e internacional es la manera de integrar la lucha antirrepresiva en el conflicto social.

 

Fue Harold H. Thompson el que afirmó que un movimiento que olvida a sus presos está condenado a la derrota. No dejemos que sus palabras se las lleve el viento.

 

Amigos y compañeros de Gabriel.

N° de Fax de la cárcel en Aachen: 0049-241-9173273

 

 

SOLIDARIDAD CON GABRIEL

libertad para todxs!

— 

 

:: ANARQUISTAS :: | www.acratas.com.ar | acratas@riseup.net

 

 

— 

¡Presos anarquistas a la calle!

¡Abajo los muros de las prisiones! 

http://abajolosmuros.wordpress.com

http://abajolosmuros.jimdo.com

Denuncia de trabajadores de limpia municipal de Teopisca

TEOPISCA, CHIAPAS, A 18 DE ABRIL DE 2011.

DENUNCIA

A LOS DERECHOS HUMANOS Y MEDIOS Y COMUNICACIÓN., LES HACEMOS DE SU CONOCIMIENTO QUE NOSOTROS SOMOS UN GRUPO DE TRABAJADORES DE LIMPIA MUNICIPAL, QUE SEGUIMOS TRABAJANDO EN ESTE PERIODO 2011-2012, EN CUAL ESTA A CARGO DE LA ADMINISTRACION EL C. ABEL TOVILLA CARPIO, PRESIDENTE MUNICIPAL CONSTITUCIONAL DE TEOPISCA, CHIAPAS, PERO NOSOTROS HEMOS RECIBIDO MUCHAS DISCRIMINACIONES POR PARTE DE ESE AYUNTAMIENTO, HABEMOS PERSONA QUE ESTAMOS TRABAJANDO DESDE HACE APROXIMADAMENTE 7 AÑOS, Y DURANTE ESTE TIEMPO NO LES HAN SUBIDO EL SUELDO SIGUEN GANANDO $1,100.00 (MIL CIEN PESOS), QUINCENAL, EN CAMBIO LOS QUE ESTAN COMO PUESTOS ARRIBA QUE NOSOTROS CON AUMENTO DE SUELDO Y NO LES HACE FALTA SU QUINCENA, EN CAMBIO NOSOTROS NO NOS PAGARON LA PRIMER QUINCE DEL MES DE ENERO DE 2011, NO CONTAMOS CON PRESTACIONES, NI MUCHO MENOS CONTAMOS CON DERECHO A MEDICOS, NO NOS PROPORCIONAN EL EQUIPO NECESARIO PARA NUESTRO TRABAJO, NI CUBRE BOCAS, YA QUE NOSOTROS ESTAMOS EXPUESTOS A CONTRAER ENFERMEDADES INFECCIOSAS, PERO A ELLOS NO LES PREOCUPA NUESTRA SITUACIÓN, NOSOTROS TRABAJAMOS POR NECESIDAD NO POR GUSTO, TENEMOS UNA FAMILIA QUE MANTENER, PERO COMO VEN NUESTRA NECESIDAD NOS HUMILLAN CON SUELDOS BAJOS, Y TODAVIA NOS DICEN SI QUEREMOS TRABAJAR, POR LO QUE PEDIMOS LA INTERVENCION DE LAS AUTORIDADES DEL CONGRESO, PARA QUE INVESTIGUEN PORQUE NOS PAGAN UNA MISERIA, PORQUE NO NOS DAN EQUIPO DE TRABAJO, PORQUE NO NOS PAGAN LA QUINCENA QUE QUEDO PENDIENTE, YA BASTA DE HUMILLACIONES, SOMOS GENTE HUMILDE PERO MUY TRABAJADORA Y NECESITAMOS QUE NOS PAGUEN LO ATRASADO PORQUE LO NECESITAMOS. Y QUE NOS AUMENTEN EL SUELDO YA QUE NOSOTROS NO TENEMOS DIA DE DESCANSO HASTA EL DIA SABADO, DOMINGO Y DIAS FESTIVOS NOS HACEN TRABAJAR NO TENEMOS DESCANSO Y LO MERECEMOS EL AUMENTO DE SUELDO.

RESPETUOSAMENTE

TRABAJADORES DE LIMPIA MUNICIPAL

— 

Este es un espacio abierto para pueblos y organizaciones

que buscan compartir su palabra. La postura difundida,

no necesariamente constituye la valoración de este Centro.

El espacio de denuncia pública es de todas y todos.

Visita nuestro Blog: http://www.chiapasdenuncia.blogspot.com/

—————————-

Área de Sistematización e Incidencia / Denuncia Pública

Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas A.C.

Calle Brasil #14, Barrio Mexicanos, 

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México

Código Postal: 29240

Tel +52 (967) 6787395, 6787396, 6783548

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Propaganda de guerra


Javier Hernández Alpízar
Calderón sigue sin atreverse a debatir con Javier Sicilia llamándolo por su nombre. A pesar de estar protegido por el ejército, Calderón teme a nombrar a un hombre que va caminando, herido por la muerte de su hijo Juan Francisco, en compañía de otras mujeres y hombres heridos por la muerte de sus hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, madres, parejas…
Javier Sicilia camina al lado de las madres y padres de niños muertos por la ambición y la negligencia en la Guardería ABC, viudas de los muertos por la ambición y la negligencia en las minas de carbón de Pasta de Conchos, víctimas de la pederastia del protegido del beato Juan Pablo II Marcial Maciel, hermanas, madres, hermanos de los jóvenes asesinados en masacres como la de Salvárcar o de comunidades asediadas por la mafia como los menonitas.
Al llamado del Javier Sicilia, y otros que como él, desde hace muchos años, han venido luchando por un México no violento, justo, en paz, como el obispo Raúl Vera, han contestado muchos grupos, organizaciones, voces, en muchas ciudades y en muchos países: desde la A, de las víctimas de Acteal, asesinadas por paramilitares del PRI protegidos por abogados del régimen y por el grupo de Héctor Aguilar Camín –ahora «observador» de medios por Iniciativa México, ¿con qué autoridad? y al lado del encargado de prensa de Salinas de Gortari José Carreño Carlón– hasta la Z de los zapatistas del EZLN, comunidades indígenas que desde 1994 viven rodeadas por el ejército, por paramilitares, con la prensa mercenaria en contra (de nuevo, ejemplo: Aguilar Camín), y con gobernantes, funcionarios, políticos y partidos de todo el espectro político desde el PAN, el PRI y el PVEM hasta la coalición PRD- PT – Convergencia.
Los nombres con los que la marcha ha sido nombrada, por Sicilia y quienes marchas desde Morelos: Marcha Nacional por un México en Paz con Justicia y Dignidad, y el nombre que le han dado el EZLN, la Otra Campaña, y otras redes como la Coordinadora Metropolitana contra la Militarización (COMECOM): Marcha por la Justicia y contra la Impunidad, son claros, sin dobleces, sin ambigüedades.
Y a ellos, Felipe Calderón contesta con habladurías y ambigüedades, mencionando a «intereses» inconfesables que él no se atreve a nombrar, porque no los hay. Lo mismo hacían Portillo y los priistas, lo mismo hace AMLO, no nombrar a sus adversarios, llamarlos «innombrables».
Pero Javier Sicilia –y quienes con él han asumido la tarea de construir la paz, de llamar a luchar por nuestro derecho de vivir en paz, de construir un movimiento nacional por la paz – sí han llamado por su nombre a quienes dirigen su «ya basta»: a los políticos y los criminales –con todas sus letras y aunque a algunos nos parece un pleonasmo–. Ellos mencionan a Calderón por su nombre, aunque el aludido no se atreva a nombrarlos a ellos por su nombre.
Están también los empleados de Calderón, los voceros como Jorge Fernández Menéndez y Pedro Ferriz de Con –no son los únicos, pero como botón de muestra ignominiosa bastan–. El primero dice una y otra vez que «no entiende», porque claro no le han ayudado a entender con una orden desde donde le ordenan entender o dejar de entender. Me recuerda a los políticos priistas que en las mesas de negociación con el EZLN no entendían la palabra «dignidad». No se entiende lo que no se conoce. Y Fernández Menéndez conoce el autoritarismo, los llamados a la represión, por eso las palabras «paz, justicia y dignidad» no las entiende.
Ferriz de Con se parece más a Calderón, su jefe de partido, sindicato y club social. Entrevistó a Sicilia y no se atrevió a cuestionarlo, sabe que no es cuestionable. Entonces usa sus «consultas» amañadas, con preguntas tramposas, para tratar de desprestigiar a Sicilia y a la Marcha por la Paz. Y las voces de reales o supuestos radioescuchas, quienes, con lenguaje fascista, tachan a Sicilia de «izquierdista», como si ese adjetivo fuera ignominioso.
Les enoja porque desmiente su imagen de Calderón como campeón del combate al crimen, ya que la marcha silenciosa recuerda que los 40 mil muertos o más de esta guerra siniestra son niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos, ancianas, la mayoría de ellos civiles, muertos absurdamente para complacer los planes de control territorial del gobierno de Obama- Hillary Clinton y a los empresarios que en México prefieren un pueblo de viudas y huérfanos, aterrorizado, para imponerle sus planes de despojo, subempleos y hambre.
Lo que hacen día con día voceros de la guerra como Fernández Menéndez y Ferriz de Con es propaganda de guerra, llamados a la muerte de los otros, mientras ellos comen exquisitas viandas y beben buenos vinos, son los indígenas, los campesinos, los jóvenes, los civiles de a pie quienes mueren de Ciudad Juárez a Cherán, de Chiapas a Tamaulipas.
Pero seguramente el nuevo tribunal del Santo Oficio, perdón, el Observatorio de Medios del salinismo –encabezado por Carreño Carlón– se dedicará a denostar a quienes critiquen a sus candidatos y proyectos, quienes digan las cosas por su nombre y se atrevan a escribir y publicar palabras como «guerra, muerte, masacres».
El silencio de la Marcha por la Paz es un posible nuevo comienzo para palabras que sean congruentes con los hechos, por ello es que ha convocado a tantos en tantas partes.
Son tantos mentís a los detractores de la Marcha por la paz y promotores de la guerra.
Una lista no exhaustiva de las ciudades donde habrá marchas incluye (Cf. http://marchanacionalporlapaz.blogspot.com/ ): Aguascalientes, Tijuana, Mexicali, Ensenada, La Paz, Ciudad de Carmen, Candelaria, Campeche, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Chihuahua, Ciudad Juárez, Saltillo, Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Colima, Ciudad de México, Durango, León, Acámbaro, Celaya, Acapulco, Chilpancingo, Taxco, Tula, Pachuca, Guadalajara, Valle de Bravo, Toluca, Morelia, Cuernavaca, Tepic, Monterrey, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Chetumal, Cozumel, Cancún, San Luis Potosí, Matehuala, Culiacán, Mazatlán, Hermosillo, Villahermosa, Ciudad Victoria, Matamoros, Tampico, Tlaxcala, Xalapa, Veracruz, Orizaba, Mérida, Zacatecas.
En otros países, hay movilizaciones en ciudades como Houston, Dallas, Mesilla, Nuevo México, San Francisco, Nueva York, Montreal, Londres, París, Marsella, Barcelona, Frankfurt, Berlín, Hamburgo, St. Andrews, Seattle, La Haya, Río de Janeiro, St. Paul, Austin, Boloña, Chicago, Toulouse, Donostia, Buenos Aires, Santiago, Lille, Quito, Chicago, Ámsterdam, Los Ángeles, Viena, Madrid.

Autodefensa comunitaria en México, ante la pérdida de 22 mil has de bosque

http://www.ecoportal.net/content/view/full/98694

 

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Mexico

Después de perder 22 mil has de bosque en tres años a manos del crimen organizado, y sufrir un número aún no determinado de asesinatos, desapariciones y amenazas; de manifestarse pacíficamente en demanda de intervención gubernamental justa y efectiva, y organizar la autodefensa comunitaria, las comuneras y comuneros de Cherán, Meseta P’urhepecha, publican hoy este comunicado en diarios de Michoacán y otros medios.

Muchos podrían pensar que hoy miércoles 27 de abril es un día para el olvido, a causa de nuestros dos compañeros caídos (Armando Hernández Estrada y Pedro Juárez Urbina). Sin embargo, pese al dolor que ahora nos inunda, nuestro temor ha de convertirse en coraje. No podemos seguir esperando que el gobierno atienda nuestras exigencias. Si esperamos a que el mal gobierno nos atienda, moriremos en el intento. Mas hoy es el día en que reivindicamos nuestra lucha.

Hacemos un llamado a todos y a todas a que se unan a nuestra lucha, que entiendan que la lucha es de todos. Nosotros ahora estamos padeciendo la brutalidad del crimen organizado (entiéndase que la tala clandestina es parte del crimen organizado) y la complacencia del gobierno. Piensen en las diversas formas de manifestarse en contra del crimen organizado. Nosotros, hoy somos el foco de atención, pero cuando Cherán sea sofocado (que esperamos no sea así) seguirán otras muchas comunidades humilladas y saqueadas.

Hoy, a casi dos semanas de iniciada la lucha contra un enemigo que es como la noche: sabemos que está ahí al acecho pero no podemos apresarlo, nuestra vitalidad está mermada, noches de desvelo y días de preocupación cargamos en nuestros hombros. Tuvimos la ingenuidad de considerar el apoyo del gobierno. Estamos en estos momentos sufriendo nuestra ingenuidad. Dos compañeros yacen muertos. ¿Por qué? Por defender lo último que nos queda: dignidad. Por amor a la naturaleza, por amor a la vida. Como bien señala Javier Sicilia: “estamos hasta la madre”. Pero si no logramos una unidad significante y total, cada muerte será en vano: la de cada hijo o hija, la de cada padre o madre, la de cada hermano o hermana, la de cada compañero o compañera. Digamos: ¡ya no más!

Con los cuerpos cansados, mas con el espíritu más grande que nunca, hoy nos reivindicamos en favor de la vida y en contra de todo lo que atente contra ella. No somos Cherán, somos todos y todas.

Les pedimos que nos muestren su fortaleza, para que nuestra lucha también se fortalezca. Compañeros y compañeras, únanse a la lucha, no esperen más, aún estamos a tiempo de salvar lo poco de dignidad que nos queda. Basta de quejas, pasemos a exigencias y con acciones demostremos nuestro amor a la vida. Basta de gritos de dolor, demos gritos de lucha.

Una vez más: hermanos y hermanas p’urhépechas, hermanos y hermanas mexicanas, seamos uno.

Sépase: la responsabilidad por nuestros muertos es responsabilidad directa del gobierno. Nuestros compañeros que luchando en el bosque fueron emboscados. Sus cuerpos llegaron sin vida al hospital, asesinados con armas de alto calibre. Los médicos dieron parte a los ministerios públicos correspondientes (el municipal, el de Zamora y el estatal), pero éstos se negaron, deslindándose de toda responsabilidad, a recibir los cuerpos abatidos en batalla.

Una vez más: hermanos y hermanas p’urhépechas, hermanos y hermanas mexicanas, seamos uno.

Invitamos a todos y a todas a que se unan a nuestra lucha, exigiendo desde sus lugares la justicia que ha sido violada. No permitamos el paso a esos grupos que nos han querido acobardar. Hagámosles sentir nuestra presencia. Que no nos aniquilen. Exijamos el restablecimiento del orden a quienes corresponda o que desalojen lo que no han podido ejercer, que es utilizar el poder que la ciudadanía les dio para la construcción de un orden constitucional.

¡Basta de saqueos!
¡Basta de asesinatos!
¡Basta de secuestros!
¡Basta de la impunidad de esos que se sienten protegidos!
¡El futuro es nuestro!
¡Que viva Cherán khéri!
¡Que vivan las comunidades p’urhépecha!
¡Que viva el pueblo mexicano! www.ecoportal.net

Micheran
www.micheran.com

Fukushima o la inhumanidad capitalista. ¿Quién se preocupa de los fogoneros, empleados de mantenimiento?

http://www.ecoportal.net/content/view/full/98704

 

 

Pierre Rousset

 

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Las condiciones impuestas a los fogoneros de la nuclear de Fukushima muestran que la salud de los seres humanos no es la primera preocupación de los industriales y gobernantes. Los trabajos más peligrosos los realizan los asalariados de las empresas subcontratadas que echan cables para restablecer la electricidad, despejan los cascotes que se amontonan por todas partes, riegan los reactores privados de sistemas de enfriamiento e intentan relanzar el funcionamiento de los equipos, etc. Viven 24 horas al día en un entorno contaminado. Faltan dramáticamente equipos de protección, van calzados con botas de caucho o botines de plástico, estan mal alimentados. Esto muestra la inhumanidad cotidiana del capitalismo para quien la salud y la vida de los trabajadores o de las poblaciones vecinas, víctimas de la contaminaciones sólo una variable ajustable, como el salario.

 

 

En unas notas escritas después del desastre nuclear japonés, el Dr. Abraham Behar, presidente de la Asociación de Médicos franceses para la Prevención de la Guerra Nuclear (AMFPGN), se preguntaba: ¿Quién se preocupa de los empleados de mantenimiento de Fukushima?: Se alzan voces que recuerdan la suerte de los 50 técnicos que hacen lo que pueden en la central altamente radioactiva. ¿Pero quién se preocupa de los 300 empleados encargados de los trabajos sucios, al lado de los bomberos y de su ridículo chorro de agua, y que son de hecho los liquidadores? japoneses? (1).

«Las condiciones de trabajo son espantosas», reconoce Thierry Charles, director del Instituto de Radioprotección y Seguridad Nuclear (IRSN), citado por Catherine Vincent en un artículo publicado el 18 de marzo (2). Todavía entonces resultaba difícil para los periodistas verificar hasta qué punto estaba justificada dicha valoración. La suerte de los fogoneros de la nuclear -los empleados de las empresas subcontratadas- seguía siendo muy mal conocida, señalaba el 23 de marzo Philippe Pons, corresponsal de Le Monde que vive desde hace décadas en el archipiélago. El sociólogo Paul Jobin, especialista en esta cuestión, sabía sin embargo lo suficiente para avisar: «Sin refuerzos, los obreros de Fukushima están condenados» (3).

¿Son tan peligrosas las dosis de radioactividad recibidas por estos trabajadores de la nuclear como lo afirma Paul Jobin, potencialmente mortales en palabras de la Criirad, que critica la manera como actúan las autoridades japonesas? (4) Aunque muchos expertos pretenden que no, apoyándose en los datos oficiales (claramente incompletos) y en los niveles de exposición a las radiaciones autorizados legalmente olvidando que estos niveles han sido definidos teniendo en cuenta las necesidades de las industrias afectadas y no criterios médicos: la prueba de ello es que cambian según las urgencias y los países, como si los efectos de las radiaciones variaran según el lugar y el momento (5).

Así, el 19 de marzo, las autoridades japonesas elevaron el máximo legal hasta 250 milisieverts (mSv), para poder continuar enviando asalariados al frente de Fukushima y reducir las evacuaciones de población. Paul Jobin señala que en período normal, en Japón el máximo legal de exposición está en 20 mSv de media al año durante cinco años, o un máximo de 100 en dos años, que de por sí ya es muy elevado, pero se puede entender esta decisión ‘de urgencia’ como un medio para legalizar su muerte próxima y evitar tener que pagar indemnizaciones a sus familias, ya que los riesgos de cáncer aumentan en proporción a la dosis encajada. Con dosis de 250 mSv, los riesgos de cánceres, mutaciones o de efectos sobre la reproducción son muy elevados (6).

Más allá de las cifras, un poco abstractas, las condiciones impuestas a los fogoneros de la nuclear de Fukushima deberían convencer a quien todavía dude de que la salud de los seres humanos no es la primera preocupación de los industriales y gobernantes. Han sido descritas por el corresponsal de Le Monde Philippe Mesmer (7), de la AFP (8) o del diario nipon Asahi (9). Todos los empleados de Tepco – la empresa responsable del centro, bomberos y soldados que intervienen en la central corren grandes riesgos; pero los trabajos más peligrosos (teniendo que chapotear en charcos de agua muy radioactiva) los realizan los asalariados de las empresas subcontratadas: Los sacrificados de Fukushima […] echan cables para restablecer la electricidad, despejan los cascotes que se amontonan por todas partes, riegan los reactores privados de sistemas de enfriamiento e intentan relanzar el funcionamiento de los equipos.

 

 

Es cuestión de recortar los costes: ¡a pesar de la dureza de la tarea, los trabajadores del riesgo están mal alimentados! «Comemos dos veces al día. En el desayuno, galletas energéticas; para cenar, arroz instantáneo y alimentos en conserva», explica Kazuma Yokota, vigilante de la central, a un equipo de la televisión nipona. No hay comida al mediodía. Durante los primeros días de la crisis, cada participante sólo recibía un litro y medio de agua embotellada. Duermen (brevemente) en condiciones precarias en el mismo emplazamiento de Fukushima, en un edificio previsto para resistir en parte a las radiaciones, sobre una estera y con una manta de plomo, que supuestamente les protege: Los empleados duermen en grupo en las salas de reunión, los pasillos o cerca de los baños. Todos duermen directamente sobre el suelo (10).

Los «gitanos de la nuclear», como se les llama en Japón (se desplazan de central en central, de obra en obra, en función de las necesidades (también en Francia se habla de los «nómadas de la nuclear»), viven por tanto 24 horas al día en un entorno contaminado. Ahora bien, faltan dramáticamente equipos de protección. A veces no tenían más que un dosímetro para cada dos personas, según Tepco, tras la catástrofe del 11 de marzo sólo quedaron 320 dosímetros en condiciones, de los 5.000 que oficialmente había en almacén (11). Van calzados con botas de caucho o botines de plástico. Como las condiciones de trabajo son cada vez más peligrosas, no creo que se pueda encontrar a otros asalariados que acepten ir allá, ha confiado un subcontratista al diario Asahi (12).

El movimiento antinuclear no sólo los sindicatos debe asumir la defensa de los asalariados en peligro. Como señala Abraham Behar, sólo los trabajadores corren un doble riesgo, el de las grandes dosis ligadas con los accidentes y el de las dosis menores como toda la población expuesta y contaminada […] Perdonad el viejo reflejo de médico que considera que la vida de cada paciente es ‘el bien más precioso’ y se pregunta: ¿qué solidaridad podemos, debemos, poner en pie con los oscuros trabajadores eventuales japoneses? El movimiento sindical ha sabido movilizarse por los eventuales de la industria nuclear y la Unión Europea ha tomado algunas disposiciones proyectivas. Y nosotros, ¿qué hacemos?

Aunque no guste a los apologetas de la energía nuclear, la gravedad del peligro que corren los que intervienen en Fukushima no ofrece ninguna duda. El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social (13) de Japón lo reconoce a su manera: «Nunca es bueno tener un tipo de trabajo que requiera poner su vida en peligro», ha declarado al diario Asahi uno de sus altos funcionarios, «sin embargo, la importancia de resolver la situación de la central nuclear desborda el marco de la política social. No estoy seguro de que la prioridad actual sea la seguridad de los trabajadores». Aunque en un lenguaje un tanto elíptico, no se puede hablar más claro (14).

Cuanto más precarizado está el trabajo, tanto más influye sobre los asalariados el chantaje del empleo y sobre las empresas subcontratistas el chantaje del mercado. Paul Jobin señala que en estas condiciones estos obreros trabajan muchas veces sin respetar las normas de protección. El patrono de una pequeña empresa cercana a Fukushima 1, que había trabajado por cuenta de fabricantes de reactores nucleares (General Electric, Hitach, …), me enseñó en 2002 el sello sin anomalías que había utilizado durante años para falsificar la tarjeta sanitaria de los obreros a su cargo, hasta que él mismo sufrió un cáncer y fue rechazado por Tepco (15).

El riesgo nuclear es ocultado en todas partes, empezando por Francia. Dadas las circunstancias, los decretos gubernamentales del 30 de marzo sobre las condiciones para que los trabajadores se beneficien de una jubilación anticipada (16) adquieren valor simbólico. Las radiaciones ionizantes (radioactividad) cancerígenas, antes mencionadas, fueron discretamente retiradas de la lista, aunque figuraban en el proyecto de decreto presentado el 23 de febrero.

«Así, el personal de la industria nuclear, y en particular los asalariados de las contratas, que son quienes sufren las mayores exposiciones, son dejados de lado por una disposición que sirve para todas las exposiciones profesionales a cancerígenos», denuncia Michel Lallier, representante de CGT en el Comité superior para la Transparencia y la Información sobre la Seguridad Nuclear. «Es un contrasentido y una injusticia flagrante» (17).

Cuando ha estallado públicamente el escándalo, los trabajadores que intervienen en la central en crisis ha obtenido mejores condiciones de protección e indemnizaciones a la espera de que los empleados de las subcontratas se beneficien también de las nuevas medidas. Pero todo esto dice mucho sobre la falta de preparación de la industria nuclear y del gobierno ante un accidente de importancia. La Tepco ha tenido que confesar que, en cuanto a sus propios empleados, no tenía previsto un nivel de prima correspondiente a la crisis actual, y nunca había previsto una situación en que los trabajadores deberían intervenir de forma continuada bajo un alto nivel de radiaciones (18).

Esto muestra la inhumanidad cotidiana del capitalismo para quien la salud y la vida de los trabajadores o de las poblaciones vecinas, víctimas de la contaminación es sólo una variable ajustable, como el salario. En nombre del interés de los accionistas, Tepco había rechazado adoptar medidas de seguridad legalmente exigidas, y había negociado a la baja los contratos de seguros. Si le hace falta, mañana se declarará en quiebra para dejar al Estado la carga de las indemnizaciones.

Pero la Tokyo Electric Power Compagny (Tepco) no es un representante marginal en el mundo de los negocios. Fundada en 1951, esta multinacional japonesa se ha convertido en el mayor productor privado de electricidad del mundo. ¡Nada menos! La política de Tepco arroja una luz cruda sobre el reverso del decorado, sobre la naturaleza del capitalismo realmente existente. www.ecoportal.net

Pierre Rousset – Viento Sur – http://www.vientosur.info/ – Boletin de Correspondencia de Prensa – Uruguay – Abril 2011

Notas:

1. Humanité, 21/03/2011. Ver en ESSF (art. 20978): ?Fukushima, manutentionnaires, radiations, seuils et désarmement.

2. Les ?liquidateurs de la centrale travaillent dans de conditions affreuses, Le Monde, 19/03/2011.

3. Le Monde, 24/03/2011. Paul Jobin, sociólogo, es especialista en Japón, profesor titular en la Universidad de París-Diderot. Ha estudiado la situación de los obreros de la industria nuclear en el archipiélago y en particular en la central 1 de Fukushima.

4. Ciirad: Comisión independiente de Investigación y de Información sobre la Radioactividad. Ver en ESSF (art. 21101) su reciente comunicado: La autoridad de seguridad nuclear japonesa considera que los accidentes ocurridos en la central de Fukushima Daichi deben ser clasificados en el nivel 7, el más elevado.

5. Sobre las consecuencias de las radiaciones nucleares en la salud, ver sobre todo en ESSF Annie Thébaud-Mony (art. 20786), Nucléaire: la catástrophe sanitaire, y Paul Benkimoun (art. 20795), Fukushima: irradiation, contamination.., ambos aparecidos inicialmente en Le Monde.

6. op.cit.

7. Le quotidien radioactif des liquidateurs de Fukushima, Le Monde, 2/04/2011.

8. Ver en EDDF (art. 21122): Fukushima: l insupportable quotidien des liquidateurs de la centrale nucléaire

9. Ver sobre todo en ESSF (art. 20992) en su edición en lengua inglesa del 5/04/2011: Fukushima: Worker safety takes back seat in dealing with nuclear crisis

10. AFP, op.cit

11. Asahi, op.cit

12. AFP, op.cit

13. Ministry of Health, labor and Welfare

14. Asahi, op.cit

15. Philipe Pons, op.cit.

16. Esto es, una jubilación con el 100% a los 60 años.

17. Francine Aizicovici, L’exposition à la radioactivité est exclue del critères pour la retraite anticipée, Le Monde, 15/04/2011.

18. Asahi, op.cit

Fukushima y el tsunami nuclear

 

http://www.ecoportal.net/content/view/full/98727

 

 

Osvaldo Nicolás Pimpignano| Más

Se demostró que de las posibles opciones energéticas, la nuclear no es ni segura, ni limpia y abre el debate sobre si además, es pacífica, ya que el “incidente Fukushima” está en camino de ser tan mortífero como las bombas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Pero este Tsunami nuclear, está alcanzando lejanas costas, como las estadounidenses, francesas, alemanas, suecas y belgas. Y no solamente con niveles de radicación que han aumentado, sino en el despertar de inimaginables decisiones políticas sobre el mantenimiento de las centrales nucleoeléctricas.

El reciente azote natural y tecnológico que sufrió Japón resulta una apocalíptica paradoja. Hace poco mas de seis décadas, en ése mismo país se inició trágicamente la era nuclear. Fue en ocasión, de que los EE.UU. obtuvieran el poco ilustre título de ser la única nación en la historia de la Humanidad, en atacar con armas atómicas a su enemigo.

Desde entonces el mundo soporta, consiente o inconscientemente, a quienes pregonan las bondades del uso pacífico de la energía nuclear, con argumentos variados: el cuidado del medio ambiente, la soberanía de las naciones, las bondades del desarrollo tecnológico, industrial y médico, que garantiza una práctica totalmente segura…. Sin olvidar, por supuesto, las ventajas de mitigar el Cambio Climático, que tanto los preocupa, al mismo tiempo que algunos de sus connacionales, con similar capacidad de lobby, lo niegan sistemáticamente.

Varios mitos nucleares, se han desmoronado en Fukushima, el primero y más cruel, el de la absoluta seguridad, ya que quedó demostrado que la seguridad nuclear no es ni siquiera relativa. Japón era hasta pocos días antes del 11 de marzo, (en que fuera desplazada por China), la segunda potencia económica y tecnológica del mundo. Sin embargo, ser la tercera en el concierto de las naciones no es poca cosa, aunque en Fukushima les sirvió de muy poco.

Se demostró que de las posibles opciones energéticas, la nuclear no es ni segura, ni limpia y abre el debate sobre si además, es pacífica, ya que el “incidente Fukushima” está en camino de ser tan mortífero como las bombas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

Pero este Tsunami nuclear, está alcanzando inimaginables lejanas costas, como las estadounidenses, francesas, alemanas, suecas y belgas. Y no solamente con niveles de radicación que han aumentado, sino en el despertar de inimaginables decisiones políticas sobre el mantenimiento de las centrales nucleoeléctricas.

Mientras tanto, en la principal potencia nuclear del mundo, hay un fuerte debate entre legisladores, activistas y por supuesto la industria atómica. Los Estados Unidos debaten sobre el futuro, en particular de su propio país y no es para menos, todavía no se enfrió el recuerdo del siniestro de 1979, ocurrido en Pensilvania con el reactor de Three Mile Island.

La discusión hace centro en las posibilidades de Washington, para enfrentar una crisis similar a la que se vive en Fukushima. Y porque esta discusión presenta nada menos que de los 104 reactores nucleares en territorio estadounidense, 35 utilizan sistemas similares a los afectados en Japón. Algunos congresistas del gobernante Partido Demócrata, cuestionan hoy su seguridad.

Les preocupa en particular un reactor fabricado por Westinghouse y actualmente en revisión por la Nuclear Regulatory Commission (NRC), que ha fallado ante las pruebas de impactos sísmicos. Según aseguró un ingeniero de la NRC, la estructura contenedora interna del reactor AP1000 era tan frágil «que podría destrozarse como un vaso de vidrio» ante la presión generada por un terremoto.

Por su parte a los ciudadanos franceses no les preocupaban sus 58 reactores nucleares. No fueron consientes que constituían alguna amenaza, hasta que Japón comenzó a tener problemas en las centrales de Fukushima. Francia es el miembro de la UE, con más centrales nucleares y el que más depende de esa fuente de energía, en el mundo, nada menos que el 80% de la misma. Lo más preocupante es que en Francia, nunca se puede estar a más de 300 kilómetros de un reactor.

Hasta ahora los ciudadanos galos prestaban escasa atención a los reclamos de los activistas que denunciaban la precariedad de las plantas nucleares. Sin embargo las consultas realizadas por la prensa, revelan una mayor preocupación y una mirada positiva sobre una política menos dependiente de la energía atómica.

Quizás un analista de política internacional relacionaría esta dependencia energética francesa con su iniciativa de bombardear Libia, un plan que tiene luz verde desde noviembre pasado. Los misiles disparados sobre Libia tienen algún componente nuclear. Los hay con cabeza revestida de uranio empobrecido o los que sólo tienen uranio empobrecido en los estabilizadores. El impacto produce una nube de residuos cuya dimensión es variable. Después de una violenta combustión de unos 5000ºC esparce partículas contaminantes minúsculas en un radio variable de entre 500 y 1000 Mts. y que continuara matando a miles de civiles en los años venideros… en “defensa” de los derechos ciudadanos libios.

Por su parte Alemania, el segúndo miembro de la UE en cantidad de reactores nucleares puso sus barbas a remojar y cuatro días después de la tragedia, aplazó por tres meses la extensión ya decretada, de la vida útil de 17 reactores nucleares, y un día después paralizó «temporalmente», las 7 centrales más antiguas de Alemania. El gobierno alemán reaccionó de esta manera el problema, aunque, en su país el riesgo de terremotos, es mínimo comparado con el Japón.

Hasta el 17 de marzo de 2011, diez de los 31 países que poseen reactores nucleares, anunciaron la paralización de nuevos proyectos y dispusieron una profunda revisión de su seguridad.

En Latinoamérica también hay preocupación por la energía nuclear. Brasil avanza en sus proyectos de Angra dos Reis, 170 kilómetros al sur de Río de Janeiro. Angra I, inaugurada en 1985, ya prolongó su vida útil y tiene una potencia de 657 megavatios, mientras que Angra II opera desde 2001 y produce 1.350 megavatios. En 2010 se retomó la construcción de Angra III, que producirá otros 1.350 megavatios para 2015. Pero Brasil no sólo contempla la instalación nucleoeléctrica, sino también la construcción de submarinos nucleares, con la aparente finalidad de “proteger el petróleo” recientemente descubierto en su plataforma marítima. La visita del presidente de los EE.UU. a Chile habría tenido entre otras finalidades la de concretar un “convenio nuclear pacifico”.

Chile es un país sísmico de alto riesgo y hace poco más de una año un terremoto, seguido de Tusumani lo azotó. Dada su configuración geográfica, en Chile todo queda cerca del mar.

Por su parte la sociedad civil argentina también alza su voz de alarma, y entre otras escuchamos la de la RENACE (1) que celebró su 34ª Asamblea Anual en Saladillo, Buenos Aires, los días 2 y 3 del corriente y donde se reiteró que, “ratifica su más absoluto rechazo al plan nucleoeléctrico argentino, continuista del elaborado por los regímenes militares que contemplaban el funcionamiento de seis centrales nucleares para producir energía”. La RENACE también exigió un plebiscito y un debate público sobre la matriz energética necesaria, e ideal para nuestros pueblos y los de América Latina en su conjunto.

En nuestro país se está construyendo una central atómica (Atucha II), sin que se conozca la evaluación de impacto ambiental que ordena la Ley General del Ambiente. ¿Es probable que no se hayan hecho las actualizaciones de diseño requeridas en el ámbito internacional después del desastre de Chernobyl? Esperemos que la ARN rápidamente nos diga que estoy equivocado y publique el EIA pertinente.

La Lic. Silvana Bután, periodista y Presidente de BIOS (2) hace pocos días publicó que está tratando de conseguir datos sobre las condiciones de seguridad de las centrales atómicas argentinas, sin lograrlo. “Quien esto escribe intenta, infructuosamente desde hace exactamente dos años, realizar un reportaje a quien al ARN designe sobre estos temas”. afirmó Buján.

Mientras tanto el Gerente de Relaciones Institucionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Gabriel Barceló, descartó que lo ocurrido en Japón pueda suceder en Argentina, afirmando que nuestro país «usa una diferente tecnología y además no estamos en zona sísmica». Pero no todos acuerdan con esta declaración, en especial por la tendencia de los técnicos nucleares a confiar en la infalibilidad de los sistemas nucleares (desmentida en los hechos) y la minimización de estos acontecimientos. Para muestra un botón: hemos escuchado en reiteradas oportunidades afirmar que en Chernobyl murieron 35 personas, en alusión a quienes estaban junto al peor momento de la explosión, considerando “daños colaterales” o “muertes naturales” a los bomberos y a los soldados enviados a intentar mitigar la catástrofe, además de la población local y de países vecinos alcanzados por la radiación.

Retomando las declaraciones de Gabriel Barceló, desde Córdoba el Presidente de FUMAN, Dr. Prof. Raúl A. Montenegro (3) opina que esta afirmación es incorrecta, dado que, “las tecnologías son diferentes pero los materiales radiactivos que se manejan son igualmente peligrosos y los sismos, por otra parte, no son la única causa de accidente nuclear. Cualquier reactor puede sufrir un accidente nivel 7”, afirma Montenegro para agregar que, “Ese máximo accidente posible puede ser el resultado de varios factores, aislados o que actúan en forma simultánea”.

Esta última afirmación del Dr. Montenegro nos recuerda, que en la catástrofe de Fukushima intervinieron tres factores diferentes, terremoto, tsunami y paralización del sistema de refrigeración por fallas eléctricas.

Montenegro abunda sobre la actividad sísmica en nuestro país y destaca entre otros elementos, que la central de Embalse, en Córdoba está localizada sobre la falla de Santa Rosa, en una región donde ya se han registrado movimientos sísmicos de magnitud 5,5 e intensidad VII en 1947 y magnitud 6,0 e intensidad VIII en 1934.

Jorge Remes Lenicov, (4) embajador argentino ante la Unión Europea señaló “hay fuertes intereses energéticos en juego. Modificar el patrón energético mundial acarrearía un 0,7 del PBI mundial. Ese es el meollo de la cuestión, el pasaje hacia energías más limpias implica muchísimo dinero para los países centrales”. Y Europa contabiliza en conjunto unas 150 centrales atómicas. “Es indudable que los intereses desplegados durante esta crisis son fuertes y no sólo en Europa, también en China y los Estados Unidos. Simplemente, porque “la energía mueve algo así como el 5 por ciento del PBI internacional. Esto implica unos dos trillones de dólares”. Finaliza Remes Lenicov.

Sin dudas el tema nuclear tiene un final abierto, roguemos porque sea un final lejano y saludable… www.ecoportal.net

Osvaldo Nicolás Pimpignano – Periodista de Investigación – INICIATIVA RADIAL – Miembro de RENAC

Notas:

1) RENACE Red Nacional de Acción Ecologista – Puede consultársela por este y otros temas en: www.renace.net

2) Lic. Silvana Bujan – BIOS

3) Dr. Prof. Raúl A. Montenegro – FUNAM

4) Dr. Jorge Remes Lenicov, Economista, Embajador. Fue Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación.

Messico atomico

Il presente articolo é stato pubblicato sul giornale italiano Il Manifesto il giorno 04 maggio 2011.

http://matteodean.info/2011/05/04/messico-atomico/

http://www.ilmanifesto.it

Matteo Dean: http://www.matteodean.info

Il disastro nucleare che sta avvenendo in Giappone ha risvegliato, anche in Messico, il dibattito circa l’opportunità o meno di insistere sulla generazione di energia attraverso l’uso della risorsa nucleare. Attualmente in Messico circa il quattro per cento della produzione elettrica nazionale si realizza attraverso la centrale nucleare di Laguna Verde, situata sulla costa del Golfo del Messico, nei pressi del rinomato porto di Veracruz. Costruita negli anni 80, la centrale messicana ha cominciato a far funzionare il suo primo reattore nel 1990 per poi aggiungervi un secondo reattore qualche anno dopo.

Sebbene poche ore dopo il disastro nipponico, il governo si sia impegnato a sostenere che una eventualità simile non potrebbe mai accadere nella sismica terra messicana, il dubbio si fa largo, e diversi settori della società hanno cominciato a storcere il naso davanti all’ipotesi presentata solo pochi mesi prima dallo stesso governo: quella di attingere al nucleare quale nuova e ricca fonte energetica. Nel mese di dicembre appena passato, il governo messicano, anfitrione della Conferenza sul Cambiamento Climatico di Cancun (la famigerata COP16), aveva molto vantato la decisione di ridurre unilateralmente le emissioni di gas a effetto serra ricorrendo all’uso di «energie pulite».

Poche settimane dopo, lontano dallo sguardo indiscreto degli osservatori internazionali e con la presenza del solo pubblico (esperto) locale, l’impresa parastatale Commissione Federale di Elettricità (Cfe) e il Ministero dell’Energia presentavano pomposamente la Strategia Nazionale Energetica 2011-2025 che consiste nell’aumentare la produzione “pulita” di energia sino a un 35 per centro del totale nella data limite stabilita. Peccato che Georgina Kessel, attuale ministra dell’energia, includa tra le energie pulite appunto il nucleare. Certo, il 16 marzo una folta schiera di attivisti ambientalisti, accompagnati da uno sparuto gruppo di «esperti» del settore, aveva immediatamente chiesto al governo una revisione dell’attuale impianto di Laguna Verde e la messa in discussione del ambiziosa Strategia Nazionale già presentata.

Ma mentre nel mondo l’energia nucleare subisce un freno importante, in Messico le cose vanno avanti. Segno ne è la conferma della Strategia Energetica Nazionale, che ha visto un primo passo nell’annunciata intenzione di «rafforzare» la produzione di Laguna Verde di un 20 per cento grazie a due contratti firmati dalla Cfe con le multinazionali Iberdrola (Spagna) e Alstom (Francia).

Non solo: un altro segnale è l’intervento di voci importanti in campo scientifico a sostenere la necessità di ridurre l’emissione dei «gas di serra» e della dipendenza da combustibili fossili utilizzando l’atomo. Tra questi il messicano Mario Molina, premio Nobel della Chimica nel 1995, che il 5 aprile scorso ha dichiarato che in fondo la tragedia giapponese, pur essendo «un incidente molto serio», è comunque una sciagura «abbastanza locale» e quindi i messicani non devono preoccuparsi. Anzi, sostiene il Nobel messicano, «l’energia nucleare deve continuare ad essere una delle nostre opzioni perché sappiamo che con le tecnologie moderne i rischi (di incidenti) possono essere ridotti enormemente».

Neanche l’anniversario della tragedia di Chernobyl ha aiutato la diffusione del messaggio lanciato dagli ecologisti. In Messico l’energia nucleare è un futuro possibile e senza referendum tra i piedi giacché nella legge messicana non esiste. Con quali soldi, non si sa. Con quali imprese coinvolte, neanche. L’importante è che il progetto vada avanti… a tutto atomo.

Condena a la represión en Azcapotzalco

La Jornada, El Correo Ilustrado, Lunes 2 de Mayo de 2011

 

Los miembros de la comunidad del plantel Melchor Ocampo Azcapotzalco del Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (IEMSDF) manifestamos nuestro más profundo rechazo a los actos de represión del Gobierno del Distrito Federal (GDF) contra de los vecinos de Azcapotzalco, organizados como Movimiento de Pueblos y Barrios en contra del proyecto del Foro-Estadio que el GDF pretende imponer, afectando los espacios públicos, principalmente el deportivo y la Alameda Norte de Azcapotzalco, sin considerar la opinión y voluntad de sus habitantes.

 

El 27 de abril fueron agredidos brutalmente por el cuerpo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública, siendo aprehendidos injustamente algunos de los colonos.

 

Condenamos este acto que viola la libertad de expresión y manifestación, así como los derechos elementales de los ciudadanos; también exigimos a las autoridades del GDF que se resuelvan las justas demandas de los colonos de Azcapotzalco y se termine con estas acciones represivas que ponen en evidencia el carácter autoritario y antidemocrático del gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón.

 

Juan Morales Ibarra, Francisco Javier Palacios Sánchez, Édgar Gallegos Ibarra, Leticia Hernández Fuentes, Alberto Jasso Cruz, Maribel Sandoval Sandoval, Sandra Lazzari Ochoa, Verónica Chavarría Palmo, Caltenco González Concepción, Susana García Sánchez, Mónica Flores Jiménez, Óscar Mata Silva, Eduardo Flores Martínez, Alan Isai Hernández María, Amir Carrillo Álvarez, Jorge Alberto Nava Arias, Gabriel Armando Chávez León, Vianey Hernández Navarro, Diana Téllez Rodríguez, Rebeca Mariana Velasco Ortiz, Baltazar Hernández Vargas, Francisco Gamboa López, Andrea Mendoza Ruelas, Gabriel Acevedo, Miriam Canizal, Luz Virginia García Dávila, Luis Enrique Hernández Álvarez, Karla Liseth Sepúlveda Garate, Lilia E. Villanueva, Guillermo Alegre Martínez, Cecilia Méndez Sánchez y Juan Flores Borgia

 

http://www.jornada.unam.mx/2011/05/02/index.php?section=correo

Temacapulín entre la indiferencia urbana e impunidad

Jaime Eloy Ruiz Barajas*

 

Al que no expresa ni un ápice de sentimiento por lo que sucede en Temacapulín, Acasico y Palmarejo, se le incluye en la basta masa poblacional que habita en la región urbana de los valles de Atemajac, Toluquilla y Tesistan, mar de gente donde suele abundar la indiferencia ante agravios cometidos a las comunidades rurales de nuestra entidad. Aunque no solo es privativo de esta metrópoli, es un comportamiento común el urbano-centrismo que demuestra la gran mayoría de los que residen en la ciudad, al no pensar, ni querer saber que sucede más allá de las fronteras pavimentadas y derrochadoras de consumo energético, agua y bienes comestibles que vienen del campo y específicamente agroecosistemas que nos nutren cada día.

 

Es una actitud cuestionable, más aun, cuando se pertenece a un sector culto, informado y educado, el que no incumba sobre cual es el origen y consecuencias de la huella ecológica  y demás impactos ambientales, así como, a los derechos humanos de quienes habitan los poblados, que aun estando lejanos de las urbes industriales y de mercado, pagan caro las terribles amenazas de desaparecer como colectividad tradicional, con raíces profundas de identidad y amor a la tierra

y los bienes naturales que han conservado desde sus ancestros. Estas afectaciones se dan porque el medio urbano -describe el ecólogo Odum-  es un ecosistema heterotrófico que depende de grandes insumos de flujo energético e hidrológico provenientes de fuentes externas del sistema. Así, el crecimiento desordenado de la mancha urbana con miles de fraccionamientos de baja calidad y mal ubicados, entre estos incluso, desarrollos residenciales de alto costo y demandantes de servicios insostenibles, lleva consigo a la vez, funestas repercusiones a otros lugares donde las familias campesinas que en medio de un drama de incertidumbre  y angustia, están incluso dispuestos a morir antes de ser forzados a un desplazamiento y reubicados donde el gobierno ha decidido en forma coercitiva y autoritaria.

 

Grupos de industriales influyentes de la ciudad sedienta de León, Guanajuato y de agricultores poderosos del vecino estado, exigen agua del río Verde sin importarles borrar del mapa de Jalisco a tres poblaciones, entre estas, la emblemática Temaca. La tecnoburocracia de la Comisión Nacional del Agua (CNA), como a algunos gobernantes Jaliscienses de corta talla mental y baja estatura ética, son incomprensibles al derecho humano a sentir como humanos lo que significa su hábitat natural y simbólico, es más, no solo eso, simplemente su armadura depredadora no les permite percibir el derecho de un pueblo a vivir en paz  y trabajar con dignidad y orgullo por lo que aportan a la economía de la región y comparten a los demás el producto de su trabajo. La presa El Zapotillo es un proyecto hidráulico insustentable, ilegal y técnicamente errático que contempla un volumen de 991 Mm³ con un impacto ambiental y social directo de inundación de tierras fértiles por 4,816 hectáreas al subir la cortina a 105 m. de altura (Se recuerda que originalmente se proponían 80m y construcción de diques para evitar  inundaciones a los poblados), según la CNA la capacidad de abastecimiento será de 8.6 m³xs de esta cantidad de agua, casi 4m serán para León, Gto.,3m para Guadalajara y el resto para los Altos de Jalisco. En la capital tapatía como en la ciudad industrial de León, el fracaso en el uso eficiente de agua es indiscutible, el desperdicio ha registrado alrededor del 40%, aquí se ha tenido un rango de hasta 300 lts. al día por habitante, cuando sustentablemente deberían de ser 150 lts. De tener un uso responsable del agua con sistema tecnológicamente adecuado de captación pluvial y medidas de protección y conservación de acuíferos, cuencas hidrológicas, manantiales y otras fuentes naturales que se están abatiendo  y degradando en forma precipitada, -además de sanear adecuadamente las aguas residuales- no llegaría el impacto ambiental a lastimar la imprescindible vida rural.

 

Muchas tareas se tienen que realizar con visión de largo aliento y sustentable, y a todos nos corresponde poner de nuestra parte en materia de cuidado del agua como futuro común. En la actualidad la nueva tecnología de agua ha desarrollado modelos sustentables para abastecimiento de agua a las grandes ciudades, como a las poblaciones pequeñas, lamentablemente nuestro país poco las ha desarrollado y particularmente en Jalisco, estas alternativas no solo se han ignorado, sino se continúa con una visión anacrónica y de corto plazo en materia de abasto y saneamiento. Otra incoherencia y amenaza hidráulica, (esto nos obliga a reconocer lo que hacemos con el río Santiago) es que la Cd. de León una vez usada el agua del río Verde de Jalisco, la descargará al río Turbio de Guanajuato que es tributario de aguas muy contaminadas al río Lerma, ello aparte de otras observaciones, significa prácticamente trasvasar de una cuenca a otra, lo que convierte en inviable hidrológica y ecológicamente ésta depredadora política oficial.

 

Los más recientes estudios multidisciplinarios en impactos ambientales de las represas nos muestran claramente los desequilibrios ecológicos que se ocasionan en la inundación de suelos con alto potencial de nutrientes orgánicos y la retención de flujo hidrológico aguas abajo de la cuenca, propiciando disminución considerable de agua y humedad para recarga de acuíferos y metabolismos diversos de flora y fauna, en esta retención del caudal, habría que calcular los perjuicios a las poblaciones humanas y sus tierras de cultivo en los municipios de la región de Los Altos. Además, está plenamente comprobado que las represas contribuyen a elevar los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual contradice las medidas que deben tomar las naciones que han ratificado el Protocolo de Kyoto como lo signó México, y los supuestos compromisos del mandatario Felipe Calderón Hinojosa ante la comunidad internacional, como   anfitrión de la 16 Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cop-16).

 

Ocasiona suspicacia que el proyecto de cortina y embalse, incluye un solo acueducto directo de 145 km hacia la ciudad de León, Guanajuato, con un acuaférico de poco más de 40 km.(No se contemplan en el mismo momento, financiamientos en redes de acueductos para abastecer a los municipios de Los Altos: ¿Tendrán que ir en camiones pipas por el agua?, mientras, no sabemos cuando se gestionarán recursos para ello) Esta obra se continúa realizando de manera impune con un monto de $14,366 MDP. Todo ello, a costa de daños irreversibles a la biosfera e inundar  antiguos poblados, cuyos orígenes se remontan al año 1321 como asentamiento prehispánico de Cazcanes y Tecuexes. En el caso de Temacapulli su fundación colonial se registra por el año 1530 de lo que resultaron construcciones de incalculable valor arquitectónico, así todavía se encuentran las casas reales y el mismo templo colonial de 1759 erigiéndose como basílica de la Virgen de los Remedios y Lateranense hace 50 años; entre otros atractivos dignos de valorar, están: el Santuario del Señor de la Peñita, el antiguo panteón y un enorme balneario con aguas termales, son muy apreciados  los paisajes que en su trayecto va dejando el Río Verde con sus majestuosos sabinos y la belleza geomorfológica de impresionantes cañadas.

 

El atentado al patrimonio histórico y a los bienes naturales, como a los derechos humanos de sus habitantes, nos debe conmover y poner alertas, del nivel de cálculo agresivo y perversidad de estos funcionarios “públicos” del agua y sus jefes siniestros. Reflejan un patrón de conducta inmoral y mezquindad. Así, sus negativas actitudes y argumentos mediocres, quedan demostradas: el desconocimiento y rechazo a la recomendación emitidas por la CEDH al jefe del ejecutivo estatal referente a la suspensión de construcción de la presa y considerar proyectos alternativos a este sistema; seguir rechazando otras propuestas de abastecimiento, ahorro y uso eficiente de agua; la obra de presa, implica la desaparición de vestigios de cultura prehispánica y monumentos históricos coloniales que in situ poseen un incalculable valor arquitectónico; atentado a la biodiversidad y al equilibrio ecológico de la región; violación a disposiciones jurídicas de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente; desacato a la resolución judicial de suspensión de obras en nuevo centro de población ubicado en Talicoyunque, confirmado este delito por el Tribunal Administrativo del Estado, violación a reglamentos municipales y disposiciones  del INAH; contraviniendo la firma de tratados y acuerdos internacionales en materia ambiental y en derechos humanos. 

 

Llama poderosamente la atención el hecho de que la presa El Zapotillo, se edifique sobre los escombros de la legalidad y  los derechos humanos, lo cual significa que los funcionarios públicos involucrados están actuando en un tejido de impunidad y vulnerando con ello, un estado  de derecho y  democrático que apremia su rescate y restitución, antes que se afiancen para siempre, conductas delictivas de cuello blanco desde el aparato estatal. Sectores críticos y activos de la sociedad civil e instituciones sociales comprometidas con la razón y la justicia, estamos exigiendo transitar en medio de grandes dificultades que amenazan la integridad de la república, con gobernantes de alta responsabilidad histórica, respetuosos siempre de los derechos de los pueblos y sus tierras, sensibles ante los sentimientos de una nación que requiere ensanchar los causes democráticos ante los autoritarismos y prepotencias; tomadores de decisiones capaces y preparados en la nueva era del conocimiento que hoy privilegia a la dimensión ambiental y la racionalidad ecológica para conquistar la calidad de vida y el bienestar de los pueblos.

Así las cosas, no dejemos al olvido ni en la indiferencia la lucha y resistencia de los pueblos y sus derechos a la tierra que les pertenece, manifestemos nuestro repudio a las políticas autoritarias que criminalizan la justa protesta social y desprecian a las poblaciones rurales. Estemos con ellos.

 

* Ambientalista y Profesor-Investigador titular “B” de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara.

Coordinador de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Parlamento de Colonias de la ZMG. A.C.

Miembro del Consejo Consultivo de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable del Municipio de Guadalajara.

Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Ambientales y Sociales, A.C.

Solidaridad desde Colombia con marcha contra la guerra en México

 

http://www.prensaindigena.org.mx/?q=content/m%C3%A9xico-solidaridad-desde-colombia

 

Nasaacin, 30 de abril.- Ni muertos nos desaparecen, estamos marchando y son apenas los primeros pasos. Ante la decisión de realizar esta Marcha Nacional por la Justicia y Contra la Impunidad en México, nos convocan. Convocan un torrente incontenible. Una cantidad de gritos y amarguras. Una alegría de afectos que no podemos nombrar.

 

Por eso les escribimos. Desde el lugar de la humanidad y de los pueblos negándonos a pasar de agache para alimentar las codicias insaciables de siempre, aceptar mentiras como noticias y sufrir el terror ejercido en nuestro nombre para acabarnos. Acá vamos a nombrar sin poder, lo que hay que marchar para marcharlo con ustedes.

 

Es con nosotras y nosotros esta Marcha de ustedes, esta injusticia, esta impunidad infame. Es contra nosotras y nosotros. Lo que experimentaron en Colombia, aún mientras nos lo siguen imponiendo, lo reconocemos en las noticias de México y en lo que estas callan. Nos llega, como de cualquier barrio y pueblo de Colombia, porque es lo mismo y son los mismos y es contra las y los mismos.

 

Son los mismos los beneficiarios, los diseñadores del terror, los que tienen que sentir nuestros pasos sumados. Estas líneas son muchísimo más que unas palabras solidarias. Más que un recuento apretado y eternamente insuficiente e impotente de verdades. Nos duele igual y nos agobia la misma soledad.

 

También nos vienen matando con una agenda sistemática y ordenada, bandas criminales, escuadrones paramilitares, mentidas insurgencias y la fuerza pública de nuestro país en una articulación cómplice de terroristas contra los pueblos, para el bien del capital. Nos importa poco que se dispare y se asesine con un pretexto o el otro.

 

Los asesinos le sirven a los mismos, vengan de donde vengan las balas. Nuestra sangre y dolor es el mismo y para el mismo propósito, acá y allá. También en Colombia nos vienen diciendo en contra de toda evidencia y de toda verdad, que los gobernantes luchan contra los terroristas y los carteles.

 

También sabemos que Pastrana, Uribe y Santos entre muchos y todos los demás presidentes, como Calderón, Fox, Salinas de Gortari y otros, han sido agentes del terror. El terror obedece a una agenda fría y calculada que ellos ejecutan. Para matarnos mandan a nombre de quienes pagan. Para entender este horror de sangre y lágrimas, basta con reconocer a los beneficiarios.

 

Después de 5 millones de personas desplazadas por medio de la violencia, los territorios de Colombia han sido despejados para las grandes empresas, para las transnacionales, para el capital financiero transnacional. No es únicamente cuando termina esta guerra interminable cuando ganan y obtienen las ganancias. El terror también es el negocio.

 

Baja los precios de las regalías que nos quedan por la explotación-robo de las minas, el petróleo, los agrocombustibles, aumenta las ventajas para inversionistas y especuladores interesados en negocios de explotación en las tierras despojadas, aumenta los ingresos por el comercio y gasto de armamentos, justifica la consolidación de complejos militares industriales mientras se realizan jugosos contratos en los que se intercambia despojo, dolor, terror y muerte por dinero.

 

Y mucho más. Y mucho peor que marcharemos hasta arrancar del olvido y las mentiras para que llegue con nuestros pasos la verdad para que se haga justicia. Mientras corremos a refugiarnos, marchamos a los sepelios, lloramos de terror o dolor, exigimos que aparezcan desparecidas y desaparecidos, las cifras de dolor aumentan. La agenda se cumple.

 

En Colombia, habíamos sufrido hace 5 años, tres veces más desaparecidas y desaparecidos que en todas las dictaduras del Cono Sur combinadas. Tres veces más asesinatos. Millones más desplazadas y desplazados. Las organizaciones sociales desmanteladas. La gente entretenida, rebuscándose para sobrevivir y malvivir, vendiéndose individual y colectivamente en cualquier lugar por una moneda o llenando las esquinas por limosnas.

 

La dignidad es un verbo de tinta que cuesta sangre en las miradas cansadas de llorar. Se miente. Se convierte en jugoso mercado el dolor privatizado en el mercado de la amargura. La gente se divide. Se aguanta. Se queda sola, solita, cada cual con su miseria porque este terror incluye en su ecuación que no nos importe, que no nos duela lo de las y los demás. Incluyen en su cálculo que nos sentimos impotentes, incapaces, vencidas y vencidos.

 

Incluye el silencio. Con silencio se acaban de robar lo que queda. Les contamos que acá en Colombia han descubierto fosas comunes también. Que las siguen descubriendo y encubriendo. Que hay miles allí sin identificar. Miles. También encontraron cámaras de gas. También entrenaron, como allá en la operación «Fast and Furious» los EEUU, el ejército de los Estados Unidos, a paramilitares, escuadrones de la muerte, carteles y bandas criminales.

 

Los gringos, en coordinación con mercenarios israelíes y británicos entre otros. Pero acá, estas fueron noticias de un día y no pasó nada porque a la poca gente que marchó, el resto la miró pasar. Acá no hay una guerra popular ni en defensa de los pueblos. Acá hay una guerra contra los pueblos, por las riquezas de nuestro país y de nuestros territorios, contra los pueblos y la vida.

 

Una guerra total y de exterminio contra la dignidad y contra la consciencia, el mayor desafío contra el exterminio. Colombia se convierte, región por región, en un inmenso campo de exterminio, de concentración, del fascismo global al que le sobra gente, le sobran competidores a las transnacionales y les faltan recursos para procesar y acumular luego de transformar la vida toda en mercancía y basura.

 

Esta es una guerra para acabar con lo que sobra de vida para que los más ricos puedan seguir acumulando. Ellos hacen la agenda de nuestros gobernantes arrodillados que, para recibir un huesito con carne del imperio, solamente tienen que obedecer, matarnos, despojarnos, militarizarnos, reprimirnos, imponer las leyes de ellos, hacer la propaganda para ellos y entregarlo todo, incluidos los cadáveres y las fosas comunes.

 

Colombia y México, como Haití y Honduras, no son países, son fabricas de muertos. Ese es nuestro mayor producto nacional. Leemos las noticias de México desde hace tiempo y las leemos para reconocer que son las de Colombia. Que es lo mismo pero allá.

 

Que así como el otro fascismo empezó con pueblos embrutecidos y masificados por declarar guerras y ocupar para imponer campos de exterminio, estos fascistas de ahora, aprendieron y no necesitan declarar las guerras totales, o no declaran los motivos por los que las hacen, sino que las implementan con la complicidad de quienes nos gobiernan y nos roban.

 

Pero también, con el respaldo de quienes, según sus cálculos, llenan las plazas para las fiestas y las manifestaciones de estupidez, mientras la crisis del capital se resuelve con terror, propaganda y muerte. Por eso la noticia de la Marcha Nacional por la Justicia y Contra la Impunidad desde México la reconocemos como una palabra de los silenciados que empieza a escucharse. La presencia de las víctimas que se hace camino.

 

La dignidad de quienes señalan al Gobierno y a sus patrones nos convoca. Porque México es acá, en este lugarcito del cuerpo, de los cuerpos que señalamos y que estalla de amargura y rabia. Porque estamos marchando quienes no podemos llegar.- Porque por fin, POR FIN, allá nos nombran a nosotras y nosotros. Porque nos ayudan. No nos han matado en silencio e impunidad. La Marcha es de una Nación desde México.

 

La Nación presente desde el futuro de pueblos a quienes todo el poder no ha vencido ni vencerá. Ahora, con todo respeto terminamos. Con humildad cerramos. Esta carta nombra las ausencias, las muertes, las miserias de quienes ni siquiera estadísticas llenan y llenamos. Acá, en el silencio que sigue, en la ausencia que no podrá llenarse jamás, acá mismo y allá marchando, están todas y todos.

 

Víctimas de la máquina de terror a quienes arrancamos de los anzuelos de la traición y de la codicia para que caminen en nosotras y nosotros hasta cuando todo este oprobio se caiga, por mano nuestra. Nos están matando para enriquecerse, para seguirnos matando. Para robarse todo lo que se han venido robando hace más de 500 años. Nos están matando, pero ni muertos nos morimos, porque empezamos a marchar.

 

Marchamos desde la Marcha por la Justicia y contra la Impunidad, con todo respeto y en silencio, para que se escuche la algarabía tormentosa de tanta muerte cansada de callar. Allí con todas y todos por la vida.

 

La voz de la esperanza: Canta una niña zapatista en:

http://www.youtube.com/watch?v=UU-L4aA0lU8

 

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